Diseño: José Luis Romeo, 1987 |
Hace unos días, poetas y amigos rendimos homenaje a Ángel Guinda en el Monasterio de Veruela. Quiso Trini, su editora, que yo recitara unas estrofas del El almendro amargo. Ahora comentaremos algo de la gestación, que lo fue tanto para su lectura en libro como para su interpretación en escena.
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En 1987 estrenábamos ¡MÁS MARGEN, MALDITOS! Tres poetas de hoy: Ángel Guinda, Ramón Irigoyen y Leopoldo Mª Panero.
Hoy nos atrevemos a mostrar el primer acto de la obra: El almendro amargo, de Guinda:
Es la grabación de su estreno en el Teatro del Mercado de Zaragoza. El registro del vídeo lo hizo Jesús Lou. Tomó el sonido de la mesa de mezclas, donde operaba Juantxo Pérez. Afortunadamente, el sonido no ha perdido calidad y puede aquilatarse la música que Goyo dirigía sobre un andamio.
El almendro amargo no era en aquellos días el título que se manejaba, pues -aunque fuera provisional- decíamos "Contra España" para referirnos al texto de Guinda que, por otra parte, iba corrigiéndose en el proceso del montaje.
No sé si el título definitivo tuvo que ver con que, tras uno de los ensayos, Leopoldo -que disfrutaba con el texto de Ángel- dijera que él también iba a escribir contra España. Nos dio unos avances de versos, personajes e ideas que podrían conformar ese libro, que vería la luz tres años más tarde (Contra España y otros poema de no amor, Ediciones Libertarias, 1990).
Puede que esa determinación de Leopoldo indujera a Ángel a cambiar el título. También pudo influir la opinión de otros, porque esos días muchos amigos cualificados asistían a los ensayos.
Íbamos de tumbo en tumbo. Horas antes del ensayo general, yo estaba sujetando a Guinda en la calle Alfonso porque se había provocado un incidente con monjas, y el poeta participaba con toda la fuerza de su voz, que era mucha. En varios libros se han comentado incidencias de aquellos días, por ejemplo en El contorno del abismo -Vida y leyenda de Leopoldo María Panero, de J. Benito Fernandez (Tusquets, 1999)Cualquiera de mis compañeros/as de reparto podría relatar las alteraciones de su ánimo. También los colaboradores: Trini, Lahoz, Túa, Saldaña, Abán, Guerrero, Julián, Trillo, Santolaya, Lou...
Manuel Martínez Forega, en 1983, había escrito Ángel Guinda: Pus esplendoroso del cielo (ed. al margen -sic). Un prolijo y magistral estudio de la transición entre Vida ávida y Crepúscielo esplendor. Cito sus epígrafes: "Vitalismo y romanticismo", "Presencia de la muerte en rebeldía", "Amor, autobiografismo y didactismo", "Lo infernal", y "La belleza". Creo que son reveladores de la imaginería que nutría al río de Guinda. Río que habría de desembocar en el El almendro amargo.
En la versión escénica, El Almendro amargo se recreó como "oratorio". Con oficiante, acólitos, elementos simbólicos y un eje musical que articulaba todo. Aquello que Forega señalaba como lo sustantivo en Crepúscielo esplendor se mantenía aquí: vitalismo , avidez sensorial, autodestrucción, rupturismo moral, ruptura sintáctica...
Su obsesión por literaturizar la vida llevaba tiempo convirtiéndose en algo peligroso pues el poeta solo buceaba en la parte oscura de su alma oceánica. 'Escribir como se vive' (Manifiesto Poesía y subversión, 1978) era su lema. Y la transmutación de ángel a demonio era frecuente y quemaba a quienes andaban con él. Así, España, simbolizada en la mujer que anda entre las cajas, era el objeto de sus imprecaciones diabólicas en el texto; y la mujer, simbolizada en España, sus acciones más diabólicas en la vida. (Tras su divorcio y traslado a Madrid, se apagaría el fuego, pero ahí quedaron esos versos testigos del infierno).
Escribía Forega:
La actitud satánica de Guinda entraña también rebelión, pero rebelión total, , no restringida a una violación encuadrada exclusivamente en el cristianismo, sino que afecta a toda la realidad: Dios, Estado, Sociedad, instituciones... Rebeldía que conecta con una vehemente voluntad de libertad que solo la pasión de un romántico podía invocar (...)
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Este vídeo lo teníamos "escondido". Por alguna errata que, si bien propia de un estreno, nos incomoda. También estaba en la clandestinidad como precaución, pues el censor es más propenso a molestarse por lo dicho más que por lo escrito. Y, finalmente, tampoco se atrevía nadie a colgarlo porque de esa temporada guardamos todos en esta casa un baúl lleno de demonios.
Al hilo de Ángel Guinda, hemos hablado de Más Margen, Malditos! varias veces en este blog.
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