La prensa de la Isla y, especielamente, la de Cienfuegos sigue haciéndose eco del segundo Encuentro Hispano-Cubano de Cienfuegos, dedicado a Miguel Hernández y en el que se celebra también el 120 aniversario del teatro Terry de Cienfuegos.
Aquí, una noticia en Perlavisión y aquí, un repotaje en Radio Rebelde. Dejamos aquí una entrevista a Luis Felipe Alegre, codirector del encuentro, firmada por Dayarys García Chirino y Antonio Enrique González Rojas.
En la foto vemos a la pianista Idania Hernández y a Luis Felipe Alegre en un ensayo en el Teatro Terry.
Luis Felipe Alegre: el silbo entrevistado
La poesía del español Miguel Hernández, artista militante en el sentido más universal del término, es prueba de cuán armónica puede ser la conjugación, en una obra creativa, del sentido lírico y la consecuencia político-social, sin menoscabo de una u otra. Todo lo contrario. Este aeda generó versos e ideas entre los avatares de la Guerra Civil, preámbulo oscuro de la segunda conflagración mundial del siglo XX. Extrajo la belleza subyacente en el caos bélico, donde la Condición Humana alcanza sus mayores cimas y simas.
A este escritor, cuyo natalicio cien se celebra en 2010, se dedicará el Encuentro Hispano-Cubano, que tendrá lugar del 1 al 4 de abril en varios espacios cienfuegueros liderados por el Teatro Tomás Terry, donde las noches estarán dedicadas al espectáculo Un albañil quería…, del grupo teatral zaragozano El Silbo Vulnerado, compañía que desde 1997 ha ascendido a las tablas de la institución. Bajo el brillo pícaro de las pupilas inquisidoras, bajo cierta sombra perspicaz, del rapsoda y director Luis Felipe Alegre, prendimos la grabadora y conocimos que esta propuesta “consta de tres partes, a las que hemos dado en llamar Rayo, Viento y Ausencia, como realmente se titula el espectáculo que hacemos en España, Carmen Orte y yo, solos. Es una función desnuda, sólo con dos sillas y una guitarra. Esa desnudez de Rayo… va a ser vestida en lo que haremos acá junto al elenco de la Compañía de Danza Oxígeno, de Cienfuegos. Utilizaremos los mismos textos, pero lo que ocurrirá en el escenario no va a ser lo mismo. ¿Cuál es el reto aquí? que entre unas cosas y otras, no pierda el espectador ni una sola palabra, no sea despistado. Ese es el desafío hoy mismo con este, y con cualquier otro espectáculo: la necesidad de que no advierta el espectador un desdoblamiento de Miguel Hernández entre el autor que lo recita y el actor que baila”.
El Terry ofrecerá esta vez a su público un espectáculo donde convergen y se imbrican, bajo el ecumenismo creativo, la palabra escrita y la palabra dicha, perspectiva que El Silbo Vulnerado defiende desde su fundación en 1972. Durante casi cuatro décadas, la agrupación ha venido salvando distancias y conciliando semejanzas entre dramaturgia y poesía. “Nosotros hemos atravesado varias etapas en referencia a la recitación de la poesía”, comenta Alegre. “Cuando éramos jóvenes queríamos romper con las formas de entonces. En realidad, creo que ya se habían explorado casi todas ellas, pero habían tenido poca difusión a causa del ambiente que vivíamos en España, aparte de que el joven siempre desconoce muchas cosas hechas, inmediatamente antes. Es normal. Cuando nosotros empezamos a principios de los años ´70, pues que si poníamos un micrófono, una diapositiva, un lienzo en el escenario. Nos parecía que eso era la primera vez que se hacía con la poesía. Esa es la ignorancia y la temeridad de los jóvenes ¿no? Pero es necesario atravesar esa etapa.
“Negabas a los rapsodas de entonces, rapsodas de atril o de gesto decimonónico, de entonación engolada. Sin dudas había otros que no eran así, pero no los conocíamos. Estaba en declive la poesía recitada, empezaba a ponerse de moda la poesía cantada. En cualquier caso, no sabíamos muy bien hacia donde, pero queríamos romper con la rigidez de la poesía en el escenario. Ya hacía años que se había desarrollado la poesía social en España con Blas de Otero: imprimamos en el aire. También se había instalado la poesía de la experiencia, con Gil de Biedma, Goytisolo, en parte, hijos también de Blas de Otero. Anteriormente había títulos de la poesía como el de Rafael Alberti El poeta en la calle. Nos interesaba marcar que nuestra propuesta venía de la calle, pasaba por el mismo nivel del público y llegaba al escenario: Era normal que nuestros recitales empezaran con nosotros saliendo por el patio de butacas. Usábamos instrumentos pocos convencionales. Lo más normal para acompañar la poesía era la guitarra, y que la gestualidad escénica bebiera de las técnicas teatrales. Eso duró unos años. Consumamos la ruptura y nada más consumarla, pasamos a interesarnos muchísimo por el cómo lo hacían las generaciones anteriores.
“Ya habíamos marcado un estilo, ya no había complejo. Ahora se trataba de aprender cómo lo hacían nuestros mayores. Empezamos a buscar por el mundo los restos que quedaban de la recitación anterior. Encontramos algunos ejemplos muy interesantes: en Bolivia todavía existe una Academia Nacional de Declamadores que se llama ´Duchet de Córdova´, en La Paz. Es exquisitamente modernista, casi todo su repertorio es modernista, la gestualidad, la entonación, la puesta en escena es modernista. Claro que cuando descubres cosas así no es para imitarlas, casi todo lo contrario, pero enriquece mucho su conocimiento.
“En España nos hicimos seguidores, desde principios de los ´80, del dramaturgo, filósofo y poeta Agustín García Calvo, profesor de griego que además ha traducido latinos, franceses, ingleses. Es un maestro en la entonación rítmica del lenguaje. Tampoco es que lo hayamos seguido con los ojos cerrados, porque es un humanista deslumbrante y es imposible seguir por personas con capacidad normal; es un extraterrestre del pensamiento. Sus aportes han sido muy importantes.