La letra del Himno de la Comunidad de Madrid fue escrita por Agustín García Calvo en 1983, a petición Joaquín Leguina, primer presidente de la Comunidad.
El poeta cobró el precio simbólico de una peseta.
1
Yo estaba en el medio:
Giraban las otras en corro,
Y yo era el centro.
Ya el corro se rompe,
Ya se hacen Estado los pueblos,
Y aquí de vacío girando
Sola me quedo.
Cada cual quiere ser cada una:
No voy a ser menos:
¡Madrid, uno, libre, redondo,
Autónomo, entero!
Mire el sujeto
Las vueltas que da el mundo
Para estarse quieto.
2
Yo tengo mi cuerpo:
Un triángulo roto en el mapa
Por ley o decreto
Entre Ávila y Guadalajara,
Segovia y Toledo:
Provincia de toda provincia,
Flor del desierto.
Somosierra me guarda del Norte y
Guadarrama con Gredos;
Jarama y Henares al Tajo
Se llevan el resto.
Y a costa de esto,
Yo soy el Ente Autónomo último,
El puro y sincero.
Viva mi dueño,
Que, sólo por ser algo,
Soy madrileño!
3
Y en medio del medio:
Capital de la esencia y potencia,
Garajes, museos,
Estadios, semáforos, bancos,
Y vivan los muertos:
¡Madrid, Metrópoli, ideal
Del Dios del Progreso!
Lo que pasa por ahí, todo pasa
En mí, y por eso
Funcionarios en mí y proletarios
Y números, almas y masas
Caen por su peso;
Y yo soy todos y nadie,
Político ensueño.
Y ése es mi anhelo,
Que por algo se dice:
De Madrid, al cielo.
La música fue compuesta por Pablo Sorozabal Serrano.
Se dice que no se ha cantado nunca, ni se cantará popularmente. Se constata su poco arraigo, incluso en actos oficiales.
El himno comienza con el asunto de la reorganización territorial en la transición, que supuso el divorcio madrileño de Castilla sin ningún sentimiento popular que lo justificase. Descolgada del resto, Madrid fue la última Comunidad en constituirse.
Se nombran las provincias vecinas a Madrid, las sierras donde limita y los ríos que lo bañan. Y dentro de la capital, se significa el ambiente urbano nombrando semáforos y garages, emblemas de las calles dominadas por los automóviles, banda sonora característica de la urbe. Entremezclados, los templos del deporte, del dinero y del arte, coronados con la sombra de antiguos próceres en la nomenclatura y en el estatuario urbano. El culto a 'estar a la última' atrae gente de todo el escalafón social.
De no saberse que el himno fue escrito hace 29 años, se podría pensar que el final es un guiño a la Asamblea de la Puerta del Sol, donde estaban todos y nadie, y donde el filósofo planteó:
(...) Esto es lo que a una gran asamblea la acerca a ser eso
de pueblo, que no existe pero que lo hay, y que es lo que queda por
debajo de las personas, que ésas, sí, se cuentan en número de almas y en
número de votos, pero lo que queda por debajo, no. (...)
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El autor del Himno de Madrid en la Puerta del Sol. 19 de mayo, 2011 | | |
La fotografía está tomada del blog
Campos de fresa. Folklore, poesía y psicodelia
La intervención completa del 19 de mayo en Sol, a la que pertenece el fragmento precedente, puede leerse en el blog
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