El Parque Delicias, , abrió sus puertas hace 20 años.
¿Un parque nuevo? En realidad, no. Formaba parte del Psiquiátrico Nuestra Señora del Pilar,y en él se ubicaban algunos pabellones y la capilla. Durante más un siglo, ese fue su uso: alojamiento y recreo de los pacientes. Las nuevas formas de tratamiento en la psiquiatría fueron reduciendo sus necesidades de espacio, a la vez que los planes urbanísticos consideraban lo que ahora es el parque como zona verde del barrio.
Pasaron años y, tras largas reivindicaciones vecinales, al fin, el 25 de febrero de 1995, Delicias, el barrio más populoso de Zaragoza, pudo contar con su segundo parque.
El Parque se abrió y comenzaron las actividades, que han sido muy variadas en su conjunto e historia. Aquel primer año, junto al personal del CC Delicias y de las asociaciones colaboradoras, había un trabajador municipal, Julio, que recorría el Parque coordinando los aspectos materiales y humanos del programa. (El recuerdo no es baladí porque en el terreno de la dinamización cultural de base, “la persona” suele ser más importante que, por ejemplo, el presupuesto).
En esos años, El Silbo Vulnerado tenía su oficina en la esquina de Vía Univérsitas con Duquesa Villahermosa. Éramos, pues, vecinos privilegiados con parque en la puerta. Suponemos que esa circunstancia favoreció la contratación de nuestro
Bululú dentro de una sección en el programa del Parque que se denominaba Érase una vez.
La función estaba anunciada para el viernes 26 de mayo, a las 18.30. Precisamente, ese día y el siguiente, teníamos convocada en la Sala Arbolé una sesión del ciclo “Más o menos juglares” que contaba con la presencia de la mayoría de contadores aragoneses de cuentos. El elenco, ya que el género estaba iniciándose en esta tierra, se reforzaba con otros contadores de mayor experiencia venidos de otros lugares del país.
Las coincidencias en la programación de ambos ciclos eran evidentes y respondían a esa forma de entender el espectáculo cultural que algunos defendíamos. Así que se vio la oportunidad de colaborar, de dar otro paso para asentar la tendencia del “arte humano”.
Sobre la marcha, con la publicidad ya realizada con Bululú, se propuso a Julio cambiar la actuación unipersonal por una sesión colectiva en la que participaran varios de los artistas convocados en Arbolé. Así fue que en el patio aledaño a la Iglesia se distribuyeron Cristina Lartitegui, Luis Felipe, Jordi Pinar, el valenciano Vicente Cortés y la madrileña Amalia G. Berdejo.
Con esta actividad colectiva dábamos un primer paso para unirnos a los que querían “pensar el parque” no solo como lugar de ocio, sino como espacio propicio para el pensamiento y el arte.
El año 1996 nos propusimos una experiencia en el programa DE PASCUAS A SAN JUAN: todos los miércoles se avisaba de que a las 21 h. habría 20 MINUTOS DE POESÍA en el parque. Fue una primavera lluviosa, pero aún se pudieron celebrar media docena de sesiones con el hilo conductor de Luis Felipe y sus invitados: el payador Mauricio Aznar, el poeta Pedro Gómez Cornejo con los miembros del Taller Literario de la Universidad Popular, el viodeoartista Domingo Moreno, la actriz y cantante Ana Fernández, el músico Pedro Savirón, etc.
El diminuto escenario, la luz que proyectaba un solo foco alzado sobre una papelera, las populares sillas de madera y el recogimiento que ofrece ese patio, patrocinaban el encuentro íntimo con la poesía. Íntimo y también experimental, pues allí se vieron proyecciones y sonidos de todo tipo acompañando a la poesía. El programa funcionaba como una muestra de variedades poéticas “modernas”, con múltiples intervenciones difíciles de clasificar en aquel momento y que hoy no dudaríamos en definir como “polipoesía”.
20 MINUTOS DE POESÍA tenía un promedio de 50 espectadores por sesión. En su mayoría jóvenes y, aventuraríamos, la mitad universitarios.
Las sesiones se organizaban físicamente en cuestión de minutos. Una toma de luz servía los watios necesarios para el foco y el proyector. No era una cuestión de precariedad de medios, sino una filosofía del espectáculo: ¿se oye la voz y la guitarra desde la otra punta del patio? ¿Se ve desde cualquier rincón la boca del que habla? ¿Tiene el oyente la opción de situarse más lejos o más cerca del escenario? No hacía falta, pues, ni equipo de sonido, ni más luz, ni más sillas. Pero tampoco menos.
En base a las actuaciones anteriores, diseñamos con Julio (quien sintetizaba sus gustos propios, las directrices de sus superiores y las inquietudes de las asociaciones del barrio) el ciclo NOCHES DE JUGLARES, que comenzó su andadura dentro del programa general DE PASCUAS A SAN JUAN.
Se haría en cuatro jueves, a las 10 de la noche. Lo anunciaba un cartelito de dos palmos de alto por uno de ancho: Poesía, teatro, canciones y variedades en las NOCHES DE JUGLARES. El montaje escénico se adaptaba a las nuevas necesidades. 200 sillas y bien de luces y sonido. En este año y en el siguiente se contó con un camión escenario que se usaba para el conjunto de actuaciones del parque.
Una parte de la programación se cubriría con los trabajos de El Silbo y sus colaboradores, otra con trabajos de colegas aragoneses y de otros lugares del país. Idealmente, se intentaría dar cabida a artistas internacionales que estuvieran de gira por España.
Pero dejemos aquí la historia, por ahora. Porque ahora tocaría hablar de la creación (y posterior reconversión) del Centro Cívico Terminillo en el Parque, y del de las Esquinas del Psiquiátrico.... de los artistas "de la casa" que han trabajado desinteresadamente, de los que vinieron con su merecida fama y de los que dieron un impulso a su incipiente camino participando en las Noches.
Eso sí, queremos mostrar nuestro agradecimiento a los que relevaron a Julio, Roberto e Isidoro, porque no debe ser fácil tratar con nosotros ¿o sí? No, a tenor por las puertas cerradas que encontramos en variados departamentos municipales. Y gracias también a los que pudiendo suprimir el programa nos dejaron continuar.
Este sábado, 25 de octubre celebraremos una sesión extraordinaria, en el conjunto de actos que celebran la existencia del Parque Delicias.