Quería
reflexionar un rato para celebrar que en el último trimestre del año 2012
me fui acercando a la normalidad. Es decir que octubre, noviembre y diciembre
fueron meses sin quirófano y con numerosas subidas al escenario. En general,
hasta diciembre la voz se resentía. Las últimas fueron bien.
Los
primeros días de octubre, reforzados por Niall Binns, estuvieron dedicados a Nicanor Parra: La fábrica de chocolate,
un camión en la Feria de Teatro de Huesca, la Biblioteca Durán Gudiol de Huesca
y la Biblioteca de Utebo. Total seis funciones y una charla, ninguna en un
teatro.
La
Fábrica de chocolate es campo de aterrizaje de francotiradores modernos. Si no
en onda estética, sí en clave líquida. Estar ahí no implica coincidencia
estética pero sí estar en clave de moderna liquidez.
La
Feria de Teatro está obsoleta. Supongo que media docena de sueldos saldrán para
los organizadores, fuera de eso... En las últimas etapas de la Feria, fueron
felices los que no soportan el teatro, los que aman la danza y los de mala
conciencia porque el teatro es un problema. Y fueron felices porque el teatro
se fue acortando en beneficio de la danza y el circo. Si hubieran podido
habrían cambiado todo por hacer la feria de cine, pero de cine en Huesca ya hay.
Enemigos
de la cámara negra y devotos de la alfombra roja.
Delenda
est Feria
de teatro?
No
es que quiera comparar La Fábrica, espacios privados al fin, con un ente como
la Feria. No quiero compararlos pero pasé de uno a otro y de otro a uno. Venía
de La Fábrica y pasé al camión. Y volví a La Fábrica, pasando por dos
bibliotecas y ningún teatro.
Da que
pensar. Parra era el último premio Cervantes de las Letras. No había quien lo
conociera en Huesca (solo dos libros en sendas librerías de la ciudad). Muy
poquitos identifican
"NicanorParra-hermanodeVioleta-antipoesía-PremioCervantes", por
ejemplo.
Pero
las cosas son así, a priori nadie apuesta por un ¿autor? ¿poeta? que además
representan unos desconocidos. Porque no se es alguien hasta que apareces
profusamente en la tele. Y ¿cuántos documentales sobre Parra se han visto en
alguna televisión española? ¡Y mira que hay!
Quedan
las empresas familiares y poco más.
Entre
salvar algún tipo de teatro o salvar el Amazonas, no sé cuál sea mayor hazaña
hoy.
Y el
problema no es solo la falta de circulante.
Otros
medios, como la prensa en papel, tampoco saben por dónde tirar. Un periódico no
vende como antes, pero se puede distribuir gratis si la publicidad (implícita o
explícita) cubre el negocio. Al teatro, si le quitas los apoyos
institucionales, qué le queda ¿el público que paga?
Delenda est Feria de Teatro?
Sería
extraño ver, dentro de unos meses, por un lado el desastre teatral y por otro una
feria de teatro. Pero Huesca es la segunda ciudad de Aragón, su ayuntamiento
está en línea con el gobierno y no se dejará escamotear uno de sus programas
estrella.
Hace
unos días nuestro amigo y colega Pedro Rebollo se preguntaba en su página https://www.facebook.com/pedrorebollo?fref=ts
si habría alternativa para los que hemos
ejercido, por ejemplo, de actores de teatro toda nuestra vida laboral, y somos
irrecuperables para otro menester:
¿Qué hará el estado español con el par
de millones de tipejos como yo, cincuentones con profesión extinguida, que tras
3 décadas de oficio no encuentran OTRO OFICIO?
Porque eso es lo que se me dice (¡mis propios ex-compañeros!) que ahora, actor, lo que se dice actor, ya no se puede; mejor compaginar. Así que repito: ¿Qué hará con los fontaneros, electricistas, panaderos, artesanos etcccccc que se irán apilando?
Porque eso es lo que se me dice (¡mis propios ex-compañeros!) que ahora, actor, lo que se dice actor, ya no se puede; mejor compaginar. Así que repito: ¿Qué hará con los fontaneros, electricistas, panaderos, artesanos etcccccc que se irán apilando?
Nada,
claro. La responsabilidad es toda
nuestra. Teatro en tienda de campaña, en
la barra de un bar, teatro itinerante en espacios interiores, en espacios
rodantes… Pero no vale solo el cambio de espacio natural del teatro, cual sería
un teatro. Hay vida fuera de Focus? Todo
lo demás ha de justificarse por la
novedad? Glub!
*
En los alrededores del
grupo Prisa (Santilana, Fundación Alternativas…) también analizan el presente e
intentan divisar el futuro en su Foro de Industrias Culturales. No es una
cuestión altruista. El debate del año 2011 giró en torno en torno al negocio
digital, con el título de ¿A dónde vamos
a parar? (estábamos en elecciones). De aquel año traigo a la memoria dos
intervenciones. Una, en la inauguración, la ministra del ramo, Ángeles
González-Sinde, nos informó, por si no lo sabíamos, que
“crisis” en chino es “oportunidad”, algo que entonces repetían los socialistas
(políticos, asesores y técnicos de la cosa cultural), como diciéndonos que la
crisis afectaba solo a los tontos. La otra intervención fue de Pere Portabella.
Vino a contar que hacía unos días (noviembre 2011), el Comisario Europeo de
Cultura había le había invitado, junto a otros pensadores de diversos países, a
una reunión en Bruselas. Allí, el comisario les pidió articular una relación
entre políticos y artistas para crear “un discurso”. “La cultura ya no es la guinda del pastel. Se
pide instalarla como una prioridad. Será la salvación de Europa” dijo, más o
menos, Portabella.
El foro
del 2012, Financiación de la cultura,
ha dejado esencialmente como poso en mi memoria el enfado de quienes
intervenían desde el público y señalaban a las fundaciones de los bancos
(representadas en los diversos debates) como parte de la merdé. Y es que a los artistas no les gusta que les digan lo que
hay que hacer; más cuando sospechan que las fundaciones sirven a los intereses
de sus directivos y patronos.
También
memorable la broma de Antón Reixa: “entre el viva Rusia de Portabella y el viva
Thacher de Lasalle, algún otro camino habrá”, que el Secretario de Estado
aprovechó para recordar que no todos los liberales son thacheristas y que él no
creía en la desinhibición de estado en materia de cultura y de servicios
sociales. Ni Reixa ni Portabella fueron crueles con él, más conociendo sus
discrepancias con Montoro por la famosa ley del mecenazgo que no consigue sacar
Lasalle adelante. Bueno, decir que hubo quien señaló que esa ley acabaría
siendo una coartada para rebajar más los presupuestos públicos de cultura. En El País lo vieron así:
A José María Lassalle no le gusta
mezclar la política con las metáforas. Tampoco con la dialéctica, aunque el
secretario de Estado de Cultura tuvo que fajarse con un auditorio bastante
caliente ayer en el IV Foro de Industrias Culturales —organizado por las
fundaciones Santillana, cuyo presidente, Ignacio Polanco, asistió, y
Alternativas— que trata de la financiación del sector. Lo hizo echando mano de
citas a Adorno, Wittgestein o Thomas Mann, pero se olvidó quizá el autor que
mejor podría definir el cariz que está tomando la tramitación de la Ley de
Mecenazgo, la propuesta cultural estrella del Gobierno del PP: Franz Kafka.
Pocos
conocidos entre los asistentes. Los amigos de Iberlingva, presentes todos los
años y siempre atentos a los foros de reflexión cultural; Cristina del Moral,
compañera de aventuras balcánicas con el Instituto Cervantes, y ahora en el
AECID. Ah, y, cosa rara, una aragonesa, Carmina
Gustrán, conocida por su vinculación al Enlatamus de Remolinos.
Cabe
señalar el asombro de los que me rodeaban cuando apareció en pantalla un
mensaje de Zaragoza cultura 2.0 que nada tenía que ver con lo que se celebraba.
Y es que en los últimos años hay mucho rey del mambo en internet.
*
La
primera función de Lorca del curso 2012-13 fue en el IES Vega del Turia (antaño
Ibáñez Marín, donde tantas leyendas del Aragón contemporáneo emergieron).
Aunque
era el mismo programa que el curso anterior, desde el último instituto hasta
éste habían pasado seis meses y aún tenía la voz insegura, tras las operaciones
de garganta.
Primero
hice la sesión de variedades para 2º de ESO. Luego el Romancero gitano, para 2º
de Bachillerato.
En
tiempos a nadie se le ocurría construir un centro de enseñanza media sin
teatro, o sin vestíbulo. De esos tiempos
era éste.
Sobre
el escenario pusimos dos focos cruzados para no iluminar el telón de fondo. En
una mesa lateral, un proyector y un reproductor de audio para fondos sonoros. Un
atril en el centro-casi proscenio.
De
todas las posibles maneras de hacer una lectura artística del libro, yo había
optado por hacerla lo más sobria posible. Las proyecciones de los cuadros de
Lorca y los ambientes sonoros debían trabajar en beneficio de la audición. El
vestuario ambiguo: traje gris, dos camisas y pañuelo negro al cuello. Pelo suelto
y medio largo. La alumna Gloria S. me vio con “apariencia gitana”.
La
interpretación estaba basada en “la partitura” que es cada poema. Una lectura
escanciada de forma clásica, con pausas versales –de no haber encabalgamiento-,
pausa final de estrofa, semitonada en la narración y diferenciando en los
diálogos a los personajes mediante cambios de ritmo y modulación. Lectura
artística, expresiva, “forense” la llamo yo
porque se busca la comprensión y la reflexión (oír pensando) y para ello
se ataja informando del contexto mediante el gesto. El recitador sabe lo que debe decir pero se atiene a la partitura
para, primero, no saltarse un cambio de estrofa (es fácil aprender un poema
pero no tanto recordar las pausas estróficas) o no confundirse en los poemas de
los que se conocen versiones cantadas (que causan destrozos en la memoria del
recitador). Y, segundo, porque como dice
Zunthor: cuando se lee de libro, la autoridad está en el libro; cuando se dice
de memoria, la autoridad está en el actor. Y, en este Romancero gitano la autoridad estaba en el atril, no en el actor.
Creo
haber sido fiel al poeta y a su libro. Cada dos o tres poemas hacía comentarios
al hilo de lo que contaba Lorca en sus conferencias sobre el libro. Y, sí, hablé
también del “Folklorquismo”, término bastante sugerente inventado por nuestro
paisano Ramón J Sender. Y de la vinculación del poeta a los movimientos vanguardistas
de pintura. Acaso, acabara hablando de la revista Gallo
y proyectando alguno de los dibujos de Dalí, dejando como despedida la
proyección del retrato triple de Lorca hecho en tinta negra por Dalí.
Hablo
de la función en el IES Vega del Turia porque el profesor Javier J. tuvo a bien
remitirme algunos comentarios escritos en clase sobre el recital. Entre ellos,
un largo escrito de Damián Z. donde, más
que del recital, escribe del patio de butacas.
Dice
Damián que sus compañeros llegaron al teatro “más impacientes por salir a la
calle que por entrar”. Señala que, al fondo (siempre es al fondo) unas risitas
subrayaron los primeros versos del “Romance de la pena negra”, cosa que se iría
repitiendo hasta que se serenaron acomodándose en la butaca para esperar el
final. A todo esto, el juglar seguía impertérrito, los profesores se
desesperaban y el público aplaudía compasivamente. El comentario llevaba por
título “La muerte de la poesía”.
Ni qué
decir tiene que este punto de vista me ha dado mucho que pensar. No hay nada
que refutar pues él lo vivió así y así lo cuenta.
*
Hacia
1976 vino por España un recitador que se presentaba con un apodo, el Declamador
de las Américas, como suelen tenerlo otros declamadores caribeños: el cubano
Luis Carbonel es el Acuarelista de la Poesía antillana, el dominicano Carlos
Lebrón es el Super Rapsoda de la Poesía Antillana, etc. Yo asistí a dos actuaciones del Declamador de
las Américas con público estudiantil. El poeta Ángel Guinda escribió una
crítica elogiosa que publicó el Heraldo
de Aragón. Al leerla, me indigné y
repliqué con una carta al director en términos muy parecidos a los de Damián, negando
la posibilidad de comunicación estética cuando el receptor lo es por
obligación. Incluso el título era el mismo, aunque en mi carta estaba motivado
por un verso que el declamador hacía repetir al público: “y no podrán matarla”
(a la poesía).
Con el
tiempo, el afán por escudriñar los resortes de la comunicación me llevó a
materias aledañas a la sociología, la educación y la cultura especialmente. Todo lo que podía comprender lo ponía en
función de mis intereses teatrales, como actor, director o guionista –oficios
que suelen solaparse en mi caso. Cosas útiles para comprender el mundo en que
vivimos, pero que no me han servido para saber cuándo una función va a salir
bien. Y ¿qué quiere decir “bien”? Por ejemplo, que 1. acuda público, 2. los
artistas y técnicos hagan su trabajo sin fallos, 3. el público reciba con
interés la propuesta, 4. circule la energía entre el escenario y el patio de
butacas, 5. alguien haya sentido una sensación de “magia”, de asombro, o la
presencia del “duende”. Y 5. en el caso
de obras con afán divulgativo, que deje huella en la memoria.
El
oficio, como yo lo entiendo, poco tiene que ver con las ceremonias de mis
colegas caribeños. Sigo creyendo que el oficio juglaresco moderno se desarrolla
idealmente con un grupo de cuatro operarios (uno actúa, otro canta, otro toca y
otro baja y sube la luz). Ahora, las más de las veces estoy solo en escena. No
es la crisis, el declive viene de antes. Que nos perdonen las altas y medias
instancias de nuestra comunidad cultural (políticos, técnicos, patrocinadores…)
el dispendio de ofrecer machados, parras,
cernudas, o paneros, con formas y
maneras adecuadas, fruto del estudio de la tradición y de la experimentación. Y ya que nos ponemos impertinentemente quejosos reconozcamos que hoy día el mercadillo teatral está servido de productos parecidos con desigual gasto de nervio o de talento.
*
Esto
también tiene que ver con el comentario de otro profesor, en instituto
diferente. Decía que a Lorca le iba bien el acompañamiento de un guitarrista.
Cómo no!
El servicio que se da
desde El Paragüero S.L. –empresa aragonesa que distribuye a la compañía- es
parecido al de una empresa cualquiera que desplaza
en cualquier momento del año al lugar donde se le solicita: un vehículo, material para
la obra y personal cualificado. Y que eso supone: gastos de desplazamiento,
mantenimiento del material, seguridad social, irpf, gestión y sueldos.
Ahora, el caché para
institutos está tan ajustado que es
imposible la incorporación de otro trabajador especializado.
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