Hace años que visito periódicamente Cuba; Cienfuegos y La Habana son para mí como un segundo hogar en este loco mundo donde aún me encuentro con soñadores. En los primeros viajes enriquecí mi biblioteca con los ensayos que, aún hoy, se encuentran en librerías y puestos callejeros sobre la huella del romancero en la Isla, o sobre la décima en la literatura culta, en el repentismo y en el folclor campesino. Los escritos de Cintio Vitier, del Indio Naborí y de otros clásicos, me aficionaron al género.
En el viaje que realizo estos días, no pensaba entretenerme con nada ajeno a la poesía de Miguel Hernández, que para eso he venido con El Silbo Vulnerado, para recordarlo y cantarlo con los artistas cienfuegueros. Pero, caramba amigos, basta que uno piense blanco para que sea negro. Me explicaré: en este año, centenario del natalicio del poeta oriolano, el Centro Pablo de la Torriente Brau de La Habana convocó el certamen «Una canción para Miguel». Iniciativa oportuna, pues, no olvidemos que el periodista cubano Pablo de la Torriente promovió a Miguel a Comisario de Cultura del 5.º Regimiento, cuando el poeta era un anónimo soldado zapador que cavaba zanjas en la defensa de Madrid contra los sublevados fascistas. La muerte de Pablo en primera línea de combate motivó una encendida elegía de Miguel que recogería en su poemario Viento del Pueblo.
La convocatoria de «Una canción para Miguel» reunió a docenas de trovadores que pusieron su instrumento y su voz al servicio de los versos del poeta. A algunos de los más significados los vamos a escuchar en el próximo Encuentro Hispano Cubano de Cienfuegos cantando en el ―también centenario― Teatro Terry o en los entrañables jardines de la UNEAC. Y, hete aquí que, repasando las canciones premiadas, se descubre que «Rosario dinamitera» ha sido el poema más versionado… ¡Un poema compuesto en décimas! ¡Ah, incorregibles cubanos! ¿Para cuándo el ensayo Compromiso y Tradición, por ejemplo?
Y como no queremos que la circunstancia pase desapercibida, el Encuentro celebrará una sesión especial dedicada a las décimas hernandianas, donde Ihosvany Bernal y Nelson Valdés cantarán sus versiones y Carmen Orte hará lo propio con la del español que, en los años de clandestinidad, se llamó Pedro Faura.
En fin, dado que el mundo de la décima iba a ocupar su espacio en nuestro quehacer de confraternización artística, resultaba oportuno revisar la vigencia que la repentización decimística mantiene entre los aficionados. Y esto, en Cienfuegos, se hace yendo el domingo por la mañana al Parque Villuendas, donde se celebra la parranda campesina.
Estos términos, «parranda» y «campesina», que el cubano conoce bien, para un español lego pueden sonar a populachería racial. Yo no voy a saber desmentir esa impresión, ni mucho menos describir lo que es la parranda del Parque Villuendas con las emociones que en mí suscita. Vega, Ferrer, Fuentes… son nombres de cultos cienfuegueros a los que se puede dirigir el curioso para aprender de viva voz algún secreto de este misterio: poesía campesina en dominical homenaje ¡a Vicente Espinel!
Diré, acaso, que la «redondilla» que usaba Vicente Espinel en el siglo XVI, estrofa de diez versos que venía ensayándose con variedad de rimas y metros desde el siglo anterior; ese poema estrófico, vibrante y epigramático, redondo como un soneto, y que, en la forma octosilábica que hoy lo conocemos (abbaaccddc) Lope de Vega atribuyó a Espinel (aunque éste le diera, en su publicación de 1591, el nombre de «redondilla»); esta décima o espinela, que aquí nadie confunde con las coplas reales (en realidad, dos quintillas) pervive en la voz de los poetas campesinos cubanos de forma alada. En improvisaciones y controversias, con otros cantos de celebración de la tierra, de la vida y de la poesía.
Las fotografías dirán lo que vimos en Villuendas. Allí los tienen ustedes cada domingo, si quieren saber lo que dicen. A mí me recuerdan al «Son número 6»: «[…] jóvenes, viejos, / negros y blancos / todo mezclado […]».
Estos cubanos…
Fotografías tomadas en el parque Villuendas de Cienfuegos el domingo 21, vemos a Arnaldo Figueredo, El Góngora campesino, con sombrero y puro en mano, a Fidel Moreira, El Cantor abreuense y a Alberto Morfa Carmona, director provincial del Centro de la Música de Cienfuegos y presentador de la Peña Campesina, entre otros.
Este artículo apareció en el portal de la UNEAC. Luis Felipe AlegreFOTOS: ALOMA RODRÍGUEZ
Décima fruta pintona
ResponderEliminarCon un porvenir maduro
Yo soy más de tu futuro
Que de mi propia persona..
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Pablo Casola Solis.
Matanzas, Cuba.