7 de diciembre de 2010

Poesía y repertorio: Xabier Lete en la memoria

Por Luis Felipe Alegre

La muerte del poeta vasco, respetado y querido en esta casa, me invita a evocar las inquietudes que sufríamos en la década del Setenta relativas a vecinos y lenguas vernáculas.

Nosotros, los maños de ciudad, vivíamos ajenos a otras lenguas que pudieran existir en Aragón.Se decía que en los valles pirenaicos hablaban raro, con restos de una lengua oficialmente “muerta”. Era materia para filólogos e historiadores que especulaban sobre el origen aragonés del juglar que compuso el  Mío Cid.

El primer libro "moderno" en aragonés, No deixez morir a mía boz,  no aparece hasta 1972.  Nadie había visto un libro en aragonés con  poesía en verso libre, por ejemplo, hasta ese momento. Comprobábamos entonces que esa lengua muerta podía servir a sus hablantes como expresión literaria. Y empezamos a mirar con respeto a los que se hacían llamar Chorche, Chesús, Chusé o Francho.

En El Silbo nos habíamos aprendido unos versos de  León Felipe: "Poetas, nunca cantemos / la vida de un mismo pueblo, /ni la flor de un solo huerto./ Que sean todos los pueblos / y todos lo huertos, nuestros." Y nos signamos a nosotros mismos como "los poetas" que cumplirían el mandato. Para ello ajustamos los sustantivos al sentido alegórico que nos convenía:
flor = poesía 
huerto = lengua
El “pueblo” no tenía que ver con nuestra misión en el escenario y  quedaba como tema a discutir  en la barra del bar, que es donde discutimos aquí las cosas serias.



 Lete, fotografiado por Jesús Uriarte en El País

La obra de Xabier Lete entró en el repertorio de El Silbo Vulnerado en 1974. Ese año, con Chusé Aragüés organizamos  una selección de poemas en "las otras" lenguas españolas. Chusé hacía las adaptaciones al castellano y las leía antes de mi recitado. La guitarra de Francisco J. Gil enmarcaba los poemas con evocaciones a cada tierra tomadas de las escuelas románticas, claro.

Así, de la poesía euskaldun llevamos a escena textos de Gabriel Aresti y de quien, en ese momento, era uno de sus seguidores en la cuerda de la poesía social: Xabier Lete  (Oyarzun, 5-4-1944 - San Sebastián, 4-12-2010). 

En la que era nuestra antología de poesía cívica en las periferias, los versos de Egunetik egunera orduen gurpilean (Día a día en la rueda de las horas) de Lete transitaban  junto a los gallegos de Longa noite de pedra (Larga noche de piedra) de Celso Emilio Ferreiro, los catalanes de La pell de brau (La piel de toro) de Salvador Espriú,  los poemas en fabla aragonesa de No deixez morir a mia boz,
(No dejéis morir mi voz) de  Ánchel Conte, y otros inéditos de Fancho Nagore y del propio Aragüés.


Hasta aquí llega mi memoria de aquel repertorio. La amplío gracias a Antón Castro, que investigó sobre ello en El Silbo Vulnerado: un sueño de juglares (1991). En el capítulo “La libertad comprometida” leemos:

Rebelión y compromiso

Desde el principio El Silbo Vulnerado mantuvo una línea comprometida. La elección de los poemas lo proclamaba con claridad: aparecían numerosos escritores antifascistas y defensores de la libertad, desde los citados Lorca y Hernández, a León Felipe, Paul Eluard –cuya Liberté apareció en Puyal, en 1977, en castellano y fabla con traducción de Isabel Castet y Francho Nagore-, Machado, Vallejo y Blas de Otero. En 1974, la compañía presentó en la Universidad poemas de autores gallegos (Rosalía de Castro, Celso Emilio Ferreiro y Manuel María), catalanes (Joan Salvat Papaseit, Espriú…) y vascos (Gabreil Aresti y Xabier Lete).”


En el mismo capítulo recoge Castro una nota de prensa: “El espectáculo está basado en textos poéticos de Gabriel Aresti, Manuel María, Bertold Brecht, Miguel Hernández, Mariano Casanova, Pablo Neruda, Manuel Pinillos, Xabier Lete, Nicolás Guillén y varios más.” (Heraldo de Aragón, 14-XII-1974)

Entiendo, pues, que intentábamos normalizar un repertorio hispano contemporáneo: poesía en castellano escrita por españoles y americanos, con poesía escrita en lenguas vernáculas peninsulares. Brecht y Eluard vendrían como refuerzo argumental, supongo.

Este poema de Xabier Lete lo recité muchas veces. Me lo había enseñado un estudiante vasco con quien compartí un hospedaje involuntario.
 
Poeta hoiek

Gizona kartzelan sartu dute
Zer esan du?
Zer egin du?
Semeentzat ogia eskatu du.

Eta poeta
etxean gelditu da,
ateak itxita.

Gizona zigorrez jo dute
Zer esan du?
Zer egin du?
Guziontzat egia eskatu du.

Eta poeta
kalean gelditu da,
begiak itxita.

Gizona kartzelan hantxen dago.
Zer esan zun?
Zer egin zun?
Justizia pixka bat eskatu zun.

Eta poeta
ixilik gelditu da
beldurrak eraginda.

Ai, poeta:
Gogorra izango da
zuretzat
askatasun eguna!
*
Traducción de Gustavo Sierra Fernández publicada por Eloísa Otero en Isla Kokotero

Esos poetas
 
Han metido al hombre en la cárcel/ ¿Qué ha dicho?/ ¿Qué ha hecho?/ Ha pedido el pan para sus hijos.// Y el poeta/ se ha quedado en casa/ con las puertas cerradas.// Han pegado al hombre con un látigo./ ¿Qué ha dicho?/ ¿Qué ha hecho?/ Ha pedido el pan para todos nosotros.// Y el poeta/ se ha quedado en la calle,/ con los ojos cerrados.// El hombre está en esa cárcel./ ¿Qué dijo?/ ¿Qué hizo?/ Pidió un poco de justicia.// Y el poeta/ se queda en silencio,/ movido por el miedo.// ¡Ay, poeta:/ será duro/ para ti/ el día de la libertad!


Xabier Lete, Lp de 1974

Se dedicó al canto hasta que el auditorio se indispuso con su pensamiento libre. Obró en conciencia, apoyó lo que creía mejor para su tierra, ocupó cargos en política cultural, estudió y estimuló a los bertsolaris, nunca abandonó la poesía -testigo de sus conversiones espirituales. Enfermo desde 1985, volvía periódicamente a los escenarios para cantar o para recitar.
En este enlace canta: "Xalbadorren heriotzean", su elegía a Fernando Aire Etxart, pastor y  bertsolari legendario conocido como “Xalbador”. La canción ha  devenido en himno y se canta en escenarios, tascas e iglesias. Aquí su traducción:

La muerte de Xalbador

Había un amigo entrañable y sensible
transfigurado por las alas de la poesía,
por los versos surgidos de un profundo sentimiento,
un cantor que iba por las plazas aterido de soledad,
que había aprendido con dolor
a tejer palabras y a expresarse contenidamente
desde la insobornable verdad de su ser interior.

Dónde estás hoy, en qué praderas
pastor de Urepel,
tú que huiste
hacia las altas cumbres,
hacia el mañana que perdura en el recuerdo...

Liberaste tu canción demoliendo el cerco,
buscando la libertad
más allá de las ataduras y los límites de tu cuerpo,
convirtiendo tu último aliento en el verso más profundo,
en el grito contundente
de las verdades ocultas que jamás se pueden expresar.

Dónde estás hoy, en qué praderas...
*
En Deia han reeditado una entrevista  de Jabier Muguruza con Lete. Muguruza forma parte de la historia musical de Lete, donde encontramos, además, muchos conocidos de la canción vasca que  colaboraron con él o cantaron sus poemas: Mikel Laboa, Benito Lertxundi, Antton Valverde, Joxan Goikoetxea o Lourdes Iriondo, su esposa.

Aquí Lete, acompañado por Karlos Gimenez, interpretando su adaptación al vasco del Libro de las horas de Rainer Mª Rilke. Hace una lectura artística impecable (dicción, entonación, ritmo acompasado con la música…) con una retórica gestual de auténtico rapsoda.

Siempre he imaginado a Lete como un poeta triste. No sé si lo era. Para tristeza, la mía de hoy; aunque el lendakari Patxi López dice que en la obra de Lete "hayan consuelo los tristes".  Será la melancolía, que vendrá luego a consolar la tristeza.

Como sucedió en septiembre con nuestro Labordeta, Lete tuvo
 "un improvisado homenaje, que le hubiera emocionado. En el exterior de la Feria del   Libro y Disco Vasco de Durango, cientos de personas se concentraron a mediodía de ayer y empezaron a entonar las canciones más conocidas de Xabier Lete.(...) Durante cerca de 15 minutos, el recuerdo del cantautor y poeta de Oiartzun puso los pelos de punta a muchos, especialmente cuando entonaron su obra más conocida, Xalbadorren Heriotzean. El acto se repitió a últimas horas de la tarde..." decía El País

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