28 de abril de 2011

Poesía y repertorio: Gabriel Celaya

Por Luis Felipe Alegre
 
¿Volver a Celaya? En tiempos de postmodernidad no se vuelve porque todo es presente y nada es futuro. Volver sobre Celaya, mejor, sobre sus pasos, porque hacerlo es recorrer un imprescindible itinerario colectivo cuya hoja de ruta es espléndida poesía.  
José Carlos Mainer.


 
Celaya retratado por Alberto Schommer
En la prehistoria de El Silbo Vulnerado, 1972 dice la hemeroteca, andábamos recitando a Gabriel Celaya en el auditorio de Radio Juventud y por los colegios mayores y menores de Zaragoza. Ciertamente no estábamos à la page, pero no por Celaya sino por el repertorio elegido que era de 20 años atrás. Y eso que ese mismo año le oímos en el Ateneo de Zaragoza renunciar a la poesía social y reivindicar a Bécquer, lo cual no consiguió enfriar nuestro entusiasmo por sus viejos poemas.


EL ÚLTIMO RECURSO
En los malos momentos, no os pongáis a llorar,
porque os harán callar
con la limosnita de un poco de pan.

En los malos momentos, decid que no entendéis.
Y tras escuchar,
decid, porque es verdad, que seguís sin entender.

Cuando os digan: «Caridad», vosotros decid: «Justicia»,
porque pedís lo que es vuestro,
no descanso de conciencia para los que dormitan.

Cuando os digan que el problema va a estudiarse,
salid gritando a la calle
las razones que los justos llamarán irracionales.

Si, por ejemplo, hubiéramos tomado Campos Semánticos, editado el año anterior en Zaragoza por Julio Antonio Gómez, sí que hubiéramos estado a la altura de la contemporaneidad, como Juanjo Achón y Javier Artal, que hacían recitales con las letras de Zappa.
Cada uno a su modo, con guitarra o armónica, lanzaba una proclama. Se bebía poesía. Libros con poesías. Discos con poesías.

Paco Ibáñez nos había inoculado, entre otros, el virus de la poesía social. 
Víctor Subías -grave voz, y raspada; rostro y gesto como recién salido del acorazado Pothenkin- recitaba los poemas de Celaya que había grabado Paco: "La poesía es un arma cargada de futuro" y "España en marcha", muchas de cuyas estrofas yo no acababa de entender. Supongo que no era el único que confundía los contextos.
Hay en la red una grabación de "La poesía es un arma cargada de futuro" cantado por Serrat; creo que debió hacerse cuando el cantor se refugió en México asfixiado por la dictadura. Hemos montado unos fotogramas de la película (para limpiarla de subtítulos y otras impropiedades)  con la voz original. Subrayada por el órgano, la interpretación de Serrat suena a oratorio, en consonancia con la intención del poeta cuando escribió los versos: hacer una "poesía colectiva".  Con esas expresiones Celaya se tiraba a la arena del circo pero, cuando tantas veces hemos oído cantar el poema compartiendo con muchos la emoción, ¿no era lo que pedían los fieles al pastor?




Como vemos, Serrat selecciona las estrofas que canta, sobre la selección que ya hiciera Paco Ibáñez. Rehacer un poema para el canto es una responsabilidad y un privilegio. Paco escandió los versos prodigiosamente,  pues no es fácil hacer canción con estrofas asimétricas. Cierto que ya llevaba diez años componiendo. La grabó en 1967. Vale decir que tras tantos años de magisterio, al decano de los juglares hoy no se le puede medir por su voz envejecida o por el relajo de la dicción. Otra cosa es lo que opine cada uno de la "adaptación" ocasional de un verso a las circunstancias. Lo que dice Paco en la actuación (2002) que recogemos aquí ("maldigo la poesía de los que toman partido hasta forrarse") lo comenzó a decir en vida, y con el aplauso, del autor. Complicidad tácita, pues, entre ambos desencantados con el curso de la Historia.





LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas.  Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.
(de Cantos Íberos, 1955) 



En El Silbo, yo la he recitado y Carmen Orte con Goyo Maestro la han cantado también. En cierta ocasión yo me equivoqué al pedirles que lo hicieran, porque nuestros oyentes lo que  necesitaban era "el pan de cada día".
Fue en los años crudos de la guerra salvadoreña, cuando los paisanos, civiles o guerrilleros, pisaban una mina y quedaban ciegos o tullidos. El Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional acordó con el gobierno cubano la creación de un poblado hospitalario donde fabricar las prótesis y rehabilitar a los heridos. Periódicamente acudían allí artistas a ofrecer su compañía y su canto. En aquella ocasión fuimos las "familias" de El Silbo, Uroc y La Quimera, con Julio Michel a la dulzaina y comandados por Juan Margallo. Todos preparamos el repertorio más alegre que pudimos, pero, ay, nosotros empezamos con el poema de Celaya sin ver que nuestra participación en la terapia pasaba por hacerles reír y no por recordarles el fondo que ellos sí habían tocado. Aquellos hombres y mujeres, soldados por azar, por hambre o por convicción, querían y necesitaban agradecer nuestra presencia y solo podían hacerlo con sus risas, porque para aplaudir hacen falta dos manos.

En 1960, en el prólogo a Poesía Urgente había escrito Celaya:


"El acceso a esa "inmensa mayoría", sin la cual nuestra poesía no será nada, salvo bizantinismo, no puede lograrse con una revolución literaria. Los recursos técnicos, y en especial la posibilidad de hacer audibles y no sólo legibles nuestros versos, gracias a medios como el micro, el altavoz, la radio etc. son sumamente importantes y están llamados a revolucionar una literatura que venimos concibiendo desde el Renacimiento bajo el signo de la imprenta, que es como decir, de la lectura a solas. Pero hay algo aún más importante. Se trata del acceso a la cultura de capas sociales que hasta hace poco han vivido en estado de pura naturaleza, pero que ya empiezan a llamar sordamente pidiendo otra vida. Sólo en la medida en que el poeta sepa responder a esta demanda, logrará crear un público, y algo más que un público. Pero sería ilusorio confiar sólo en los recursos literarios. Para salvar la Poesía, como para salvar cuanto somos, lo que hay que trasformar es la sociedad. Y a esto debemos consagrarnos con todo y, por de pronto, si damos en poetas, con la poesía como arma cargada de futuro."


Tras muchos años de práctica juglaresca -y con experiencias como la relatada más arriba-, yo creo que la cosa no es tan así, pero las palabras de Celaya resultan sugerente para reflexionar, matizar y proseguir el debate. No obstante, el poeta llegó a mudar diametralmente de opinión, llegando a escribir que los cantautores degradaron la poesía social. En fin, entre los privilegios del poeta está el cambiar de poética, y yo no estoy aquí para cuestionar a nadie su poesía, sino para servirla.
Ahora caigo que he caído en la trampa de centrar mi loa en el poema "La poesía es un arma cargada de futuro", cuando mi idea inicial era justamente reivindicar sus logros con otras estéticas. Qué le vamos a hacer, al final tendrán algo de razón los que piensan que sólo escribió este poema.
En nuestra exposición de Poesía Visual y en mi Bululú mostramos algunas recreaciones, por obra de Helena Santolalla y Eugenio Arnao, de los experimentos poéticos contenidos en Campos semánticos.


Y en este montajito de vídeo recogemos "Momentos felices" recitados  por Celaya, acompañados de fotografías que evocan su vida intensa y fértil.
 Para estudiar al poeta y disfrutar de su obra, hemos organizado con La Topera y Librería Antígona durante 10 lunes: 'Celaya y su tiempo, 10 actos'  comenzamos el pasado 18 de abril y concluirán el 20 de junio. 



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