Era de San Juan (Argentina). En 1989 nos abrió su casa en Buenos Aires y se unió a la
troupe, sin abandonar sus obligaciones como funcionario en el Ministerio de Economía y de profesor en la UBA. Finalmente, dejó todo para vivir la aventura de montar una empresa en España, El silbo vulnerado SL, que diera vuelo a nuestro empeño de difundir la poesía. Lo hizo, pero pasado un año el trabajo le vino pequeño y decidió volver a la universidad. Su amor a la poesía y a la canción eran muy grandes. Con Trinidad Ruiz Marcellán encontró la poesía encima de la mesa y la ocasión de ayudar en la organización de sus otras empresas poéticas: la Editorial Olifante y el Festival de Poesía Moncayo.
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Marcelo. Zaragoza, 1990 |
Familia, amigos, qué decir. Un hombre tan querido... en fin!
http://antoncastro.blogia.com/2015/072801-adios-al-editor-marcelo-reyes.php
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