En Veruela
Dos trabajos importantes debíamos abordar este verano. Empecemos por la poesía mística, en el 500 aniversario del nacimiento de Teresa de Jesús. Ya comentamos aquí el repertorio elegido para el Festival Internacional de Poesía Moncayo.El recital de clausura no deber durar mucho porque el público lleva ya dos horas sentado en banco de madera. La grandiosidad de la iglesia de Veruela también encoge el ánimo, como si uno sintiera el frío que en aquel siglo XII sufrieron sus constructores. El tan mentado frío del Moncayo.
Marcelo Reyes planeaba sobre todos los recuerdos.
En esta foto que hizo Manolo Gálvez está nuestro elenco -sin Karlos Herrero-de cantores, titiriteros y coro místico:
De pie: Carmen, Luisf. Sentadas: Sol, Dorita, Elia, Chon y Pilar.
Hicimos versos de Luis de León, Juan de la Cruz y Teresa de Ávila. ¡Ah!, y la cancioncilla de Francisco Salinas!
Forega tenía los ojos muy tristes. Hizo fotos:
En la despedida sonaba nuestra versión de Que muero porque no muero. Salimos de la iglesia cantando y bailando. Trini nos acompañó.
Antón Castro presentó nuestra actuación, que fue grabada por David Francisco:
En sus 'Cuentos de domingo' del Heraldo, Antón Castro escribió:
La poesía de Veruela
Veruela encarna el territorio de la poesía: el paisaje, el Moncayo, la nieve que corona la cima, el cielo impresionante que se abre hacia Soria y hacia Aragón. Veruela encarna el misterio, un espacio de piedra, espiritualidad y jardín; cuando entras en el monasterio cisterciense, te invade una sensación de recogimiento, de intemporalidad, de paseo por la historia insonsable. Todo es evocación y belleza. Veruela es, además, Gustavo Adolfo Bécquer: el poeta romántico por excelencia, el soñador, el paseante que se internaba por los alrededores hacia Vera, hacia Añón, hacia Trasmoz y hallaba fábulas, imágenes, personajes o la espiral del mito de la bruja Tía Casca. Iba solo y en compañía de su hermano Valeriano –de ambos Jesús Rubio está escribiendo una biografía-: tomaban apuntes, descansaban, miraban el tránsito de las fuentes, se henchían de la plenitud de una naturaleza amable, olorosa y penetrante. En los pocos meses que estuvo en Veruela, Bécquer dejó eco de su paso: firmó las ‘Cartas desde mi celda’, redactó varias leyendas e incluso compuso algunas rimas. Por azar o pura elección, Trinidad Ruiz-Marcellán eligió el Moncayo, Litago en concreto, como sede del sello Olifante, ediciones de Poesía, y Trasmoz como sede de La Casa del Poeta, por donde han pasado y pasan escritores constantemente. A la par, decidió fundar el Festival Internacional de Poesía del Moncayo, que ya lleva catorce ediciones con música, teatro, tertulias, caminatas por la ruta de Bécquer, proyecciones de cine... Todo un universo de incitaciones en torno a la poesía como instrumento crítico y estético para transformar la realidad y el mundo, como tratado de emociones y de sensibilidad. La edición de este año tiene como protagonistas a la poesía mística, en honor al quinto centenario del nacimiento de Teresa de Jesús (1515-1582), y al finado Marcelo Reyes (1960-2015), que ha sido codirector del Festival y de Olifante en todos estos años. Ha sido el hombre de la producción, el gestor de trastienda capaz de poner en marcha el sonido, la luz, la imagen y de acoger a todo el mundo con su entusiasmo porteño, su pasión por la vida, por la tertulia y los buenos vinos. Y ha vuelto a casa, a la casa de la lírica, El Silbo Vulnerado, que lleva más de 40 años en el oficio-pasión de decir, contar y cantar la poesía. Luis Felipe Alegre y Carmen Orte son unos resistentes e idealistas y, por supuesto, unos profesionales como la copa de un pino. Veruela intenta ser, año tras año, una cita con la palabra destilada y honda que se instala inadvertidamente entre nosotros: alumbra la conciencia y excita el corazón.
En Huesca
Se vivió la segunda edición de Huesca Leyenda Viva. El programa es ambicioso y parte de la Leyenda-Crónica-Cantar de la Campana. Así pues, partiendo del siglo XII se urden una serie de actividades que atraviesan la ciudad. Conferencias, conciertos, recitales, representaciones, juegos, caligrafías medievales, amén de los desfiles y el mercado medieval que promueve Asapme.Viridiana, Esencia, Sandra Araguás y El silbo, entre otros colectivos, pusimos la palabra y el gesto sobre las tablas.
Por nuestra parte, estuvimos en la Sala de la Campana del antiguo palacio real (también siglo XII). Por la mañana con estudiantes y por la noche con público general. Gálvez hizo fotos.
En esta ocasión, tuvimos como artista invitado a uno de los grandes romanceros españoles: desde Granada vino Javier Tárraga, que desde 1980 viene reinventando el género del romance de ciego.
Luisfelipe, Javier Tárraga y Camen Orte
Este año el Romance de Mariana Pineda lo hizo él.
El orden del repertorio sigue la cronología del asunto y no del de la composición.
En la versión del año pasado acabábamos con el Romance de García y Galán, de 1930, dibujado por Germán Díez.
Este año, Tárraga trajo uno posterior, el Romance de Castilblanco, con los hechos sucedidos en 1931. Aquí, con lienzo pintado por el propio juglar:
O sea: empezamos con Don Rodrigo y llegamos a la II República.
Pieza estelar fue también nuestra fusión del Cantar de la campana (que recita Luisf) y el Romance de la campana (que canta Carmen), alternando las estrofas de las dos versiones, sobre lienzos pintados por Germán.
Tuvimos poca ocasión para participar en otras actividades. Pero pudimos escuchar un rato de la conferencia de Ubieto y del recital de Germán Díaz y David J. Herrington. Brillantes los tres.
En Monreal del Campo
Romances de la Historia de España salió de Huesca, ya sin Javier, para actuar por la ruta del Cid, en Monreal del Campo, en el acogedor caserón que es Casa de Cultura, Biblioteca y Museo del Azafrán.Mari Carmen Fuertes nos atendió. Encontramos viejos conocidos entre el público, muchos del club de lectura. Al final tomamos una caña.
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