Tras dejar pasar un tiempo prudente (¿tres meses? ¿un año?) me veo obligado a solicitarle que se interese por el paradero de la factura que en su día emití por los servicios prestados a su comunidad.
El que suscribe es autónomo, cosa preceptiva como gerente de una Sociedad Limitada.
Con lo dicho ya adivinará usted el presupuesto mensual de que soy responsable: seguros sociales, la oficina de la entidad y sus gastos, gestoría, difusión, prevención, tráfico, créditos y demás capítulos comunes. En nuestro caso, al ser la Empresa productora de espectáculos, sumaríamos un local y el mantenimiento y reposición de material.
No se le escapa, pues, al Sr. Alcalde que para darle el servicio prestado, en la fecha y hora solicitadas, mi Empresa debe mantener un gasto fijo mensual de 4.000 euros mal contados. Luego habrá que sumar el salario y dietas del personal, alquiler de vehículos, etc.
Supongo que es el caso del resto de propietarios de facturas que apacientan en su Tesorería. No pretendo que la mía deba saltarse el orden de llegada a la mesa interventora, pues mi factura es más parnasiana que olímpica y no sabe dar saltos.
Por mi parte, sé que sus arcas están mal y que su Ayuntamiento tiene problemas con sus proveedores de energía porque es costoso iluminar monumentos y que circulen los vehículos municipales.
Una diferencia entre usted, como presidente de un ente, y yo, que presido otro, es que a usted le pueden cortar la luz en el Consistorio pero no se la cortan en su casa. No podrá repostar su coche oficial pero sí llenará el suyo propio con su crédito personal.
Con estos matices, entiendo que los dos estamos igual de entrampados, aunque su negocio es más solvente porque paga cada mes a la plantilla. Claro, a usted le sale bien lo de subir a los vecinos el caché de los servicios; a mí me salió mal: pretendía cobrarle el caché de este año pero su concejal me convenció de que era mejor cobrar lo de hace tres años, so pretexto de que así cobraríamos antes. No me quejo ¿eh? Que entiendo el otro argumento: tenemos que igualarnos a Europa.
Ahora bien, comprendiendo sus dificultades, sabiendo que anterior y posterior a mi factura hay otras y que cuando se pueda nos pagará… ¿qué hago escribiéndole esta carta?
Supongo que le escribo por mi afición epistolar y porque pienso mucho en usted. Quizá influya también, en mi afán comunicativo, el hecho de que hace varias semanas no abro la correspondencia que lleva membretes. Si no tengo lo que me piden los emisarios ¿cómo puedo responder?
Creo, Señor Alcalde, que la respuesta está en el aire acondicionado de Tesorería.
Luis Felipe Cualquiera
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