Ángel Guinda Casales (Zaragoza, 1948- Madrid, 2022) fue poeta, ensayista, traductor, editor y juglar.
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Cuando la vocación de trascendencia se adueña de la cabeza, el poeta usa la voz y busca oídos. En 1976, Guinda, que ya había dado ese paso varias veces, se presenta en el Homenaje a Miguel Hernández donde -entre otras voces destacadas en la oposición zaragozana de aquel entonces- se anunciaba su actuación. Vestido de negro, enjuto él, sin papeles, se plantó, pero no recitó. El poeta entonó sus versos con voz profunda, pero la más profunda. No se puede decir que fuera una canción lo que se oía en el aula magna de Filosofía y Letras. Era una melopea, una entonación rítmica y melódica. En fin... a Ángel le gustaba cantar y escuchar cantar, tanto a Paco Ibáñez como a Janis Joplin. Le gustaba la trasmisión oral.
También era aficionado a la escritura callejera. Primero con brocha y luego con pintura a presión: "Para morir toda vida es poca" o "Si tú me faltas ya me sobra todo". Los firmaba con un círculo rojo con un rabillo hacia arriba; o sea, una guinda. De la vigilancia se ocupaba Trinidad Ruiz Marcellán, Trini.
Ángel hacía copias (mecanografía y calcos) de los poemas que creía interesantes para la voz y los repartía entre recitadores y cantores. Así, su camarada de partido, Tomás Bosque, en su segundo y espléndido disco, titulado Tomás Bosque , grabó "Canción no", "Hacer España" y"Canción Pública".
Era el año 1978 y el poeta intervenía no solo donde se le invitaba, también se inventaba sus maneras, como cuando se ponía con el cartel de poesía en la calle en la plaza de Santa Cruz, entre los pintores del domingo, y decía o repartía sus últimos versos a los paseantes. Recitaba en las tertulias donde confraternizaba con los nuevos y viejos poetas.
Su militancia en el Partido Comunista de España (hay que ponerlo todo, porque había muchos partidos comunistas en España) no era óbice para que se amigase con seguidores de otras banderas. Aquí no había impostura: la fraternidad que predicaba la practicaba.
El público de Guinda crecía con cada una de sus intervenciones públicas.También en el 78, Ángel consigue poner en pie a toda una
plaza de toros con sus pareados tremendistas titulados: "Mi personal homenaje a un general muy particular: Augusto Pinochet Ugarte":
matón del pueblo chileno.
Valiente bufón de U.S.A.
con la pistola en la blusa.
Gigante de los escombros
con la sangre hasta los hombros.
Cuando te masturbas echas
ríos de pólvora y mechas.
Cuando estornudas salpicas
mocos que luego masticas.
Fracasado de torero,
cloaca del mundo entero,
la mierda no es negociable
por más que asuste tu sable.
Pinochet, pedo de trueno,
matón del pueblo chileno.»
En esos años ya participaba en algunos de los recitales de El Silbo Vulnerado, los que se hacían en los pueblos los fines de semana: Illueca, Tauste, Zuera... donde el núcleo del grupo (Luisfelipe, Goyo Maestro, Lourdes Lachén) se ensanchaba con poetas en ciernes, como Manolo Forega, o músicos como Javier Laboreo y Paco Cuenca. Francisco J. Gil, que había pasado a La Bullonera, le puso música a"Te seguiré queriendo" para que la cantara Lourdes. Ángel avisó que se la había dado también a Rosa León. En esos recitales conjuntos, Ángel recitaba versos propios y de otros como Neruda, Salinas, o Mallarmé.
El poeta tenía inquietudes éticas y formales, más allá del papel. Las poéticas de Blas de Otero le iluminaban: "La poesía señores/ no solo en los libros imprimamos/ en el aire/ el aire es el papel más transparente". Otra: "Escribo/ hablando". En la "Cartilla [Poética]" el bilbaino asumía un tipo tipo de militancia poética:
(...)Pero yo no he venido para ver el cielo,
te advierto. Lo esencial
es la existencia; la conciencia
de estar
en esta clase o en la otra.
Es un deber elemental.
El poso del bilbaino se dejaría ver en Poesía y Subversión -Manifiesto del 78- que fue una de las primeras apariciones de Olifante, la editorial de Trinidad Ruiz Marcellán que tomaría el relevo de Porvivir Indiependiente cuando Ángel se dio más a la voz que a la imprenta. En ese Manifiesto, declaraba:
"Nebrija aconsejó escribir como se habla. Nosotros precisamos: Escribir como se vive".
Con estas aseveraciones, Guinda se metía en divertidos jardines, como cuando se presentó un número de Lapsus Calami dedicado a la Literatura y la Tauromaquia. El acto se celebraba en el Campo del Toro y el restaurante se llenó con los colaboradores de la revista, alumnos del Taller Literario de la U.P.Z. y tertulianos del Levante. Su director, el poeta Pedro Gómez-Cornejo, había invitado a participar a Guinda, a Rosendo Tello, al Silbo y a varios toreros. Las copas se servían generosamente. A Ángel se le subió el protagonismo a la cabeza y lanzó sus comparaciones entre toros y poesía, trasladando al arte de Cúchares las consignas poéticas. Y llegó el punto en que Rosendo no pudo por menos que matizarle enfáticamente: Ni escribir como se vive, ni la palabra transforma por sí nada, ni el poeta tiene que estar siempre en contra, ni buscar las multitudes... El silbo tuvo que poner música y los polemistas fueron sacados a hombros por los matadores. Los asistentes aplaudieron la disputa, pues ¡por fin! habían descubierto que la poesía tiene sus bandos y cada uno sus razones, por lo que se podía no solo hablar, sino hasta discutir de ella con pasión. Como los aficionados taurinos.
Guinda pretendía que, a fuerza de consignas, los poetas en general fueran dignos de tal nombre. Eso, unido a su afán por hacer espectáculo de sí mismo, le llevo a realizar la performance que cuenta esta crónica de 1980:
Los libros de Ángel anteriores al 78 fueron repudiados por él mismo. Inevitablemente, versos de Entre el amor y el odio siguirían viviendo en canciones. El Silbo, en 1981 presenta un espectáculo en el Principal donde hay poemas de Guinda con versos de aquel libro.
Y en 1981 aparece, pues, su "primer libro": Vida ávida. Con este libro, no solo va cambiando el poeta sus formas, sino que da entrada a temas cercanos a las inquietudes juveniles del momento, consiguiendo despertar el interés por la poesía también a los drogatas, moteros, descreídos...
Ángel, al margen del mundo literario, tenía gran predicamento entre la farándula. Una parte de ella se reunía en el Oasis y ahí se decidió que la presentación de Vida Ávida se celebrara con un espectáculo medio en plan cabaret, medio en plan happening.
Llegado el día, sucede el golpe de Tejero y cía. La sesión se suspende minutos antes de la entrada del público que llenaba la calle buscando un verso esperanzador.
Con Crepúscielo esplendor y libros posteriores de esa década se manifiestan inclinaciones larvadas. ¿Romántico? ¿Poeta del Lenguaje? También. Por cierto que algunas meditaciones en torno a la luz, tienen origen en una operación que le tuvo varios días con los ojos tapados en la clínica Montpelier. Allí iban a cantar con él sus juglares.
Mabel Guerrero, Luisfelipe, Guinda, Carmen Orte |
En 1984 aparece un disco de Rosa León, Rosa se está buscando en el espejo, con el poema "Soneto de amor" hecho canción con el título de "Si eres tú". Casi fue el éxito del verano, lo que repercute en la economía del poeta, y más cuando dos años después lo volviera a grabar Rosa con Amaya Uranga en el disco Amigas mías, que además incluía "Somos pareja". La música de ambos poemas, en la onda de la canción melódica, era de Rosa.
Guinda ni se envaneció con esa popularidad ni buscó seguir su estela, continuó con sus clases y sus recitales juglarescos. Al año siguiente lo encontramos a las 4 de la noche en las fiestas de Bujaraloz recitando con El Silbo para los jóvenes del lugar. En el repertorio: "Muchachas de instituto", "Te seguiré queriendo", "Construcciones", "La consigna", "Destrozar, destronar" "L.S.D."... En esos tiempos se podían decir esos versos sin pudor y sin temor.
DESTROZAR, DESTRONAR
Antes que majestuosamente coronado de espinas,Majestad,
fuera bardo terrorista, terror de vates,
blasfemos, apocalíptico, eucalipto solar.
Sólo si he de gozar quiero vivir;
suban cretinos al altar y resígnense
de tanto mal que se dan y placer que nos privan.
Miserables: de vuestro hedor
púdrense cubos de basura.
Lo bueno es malo y lo malo es bueno
y mi reino una república carnal.
Goyo Maestro, Guinda, Carmen Orte y Luisfelipe. 1985. Foto: Ángel Carrera |
En 1987, El Silbo monta Más Margen, Malditos -Tres poetas de hoy: L.Mª Panero, A. Guinda, R. Irigoyen- en Zaragoza, donde los tres poetas se reunen esos días con el grupo. Ángel pasa muy buenos ratos con Leopoldo y con Ramón Irigoyen, haciendo tertulias en los bajos del Teatro del Mercado. Pero la alteración por el estreno, el co-protagonismo, y algunos momentos asfixiantes... desequilibraban.
A la izq.: Rafael Egido y Ramón Irigoyen. Sentados a la derecha: Ángel e Inma. 1987 |
La obra estaba dividida en tres actos y el primero era Contra España, de Guinda. El texto no lo había escrito para la escena, pero se adaptaba muy bien: tremendismo barroco. Más Margen Malditos se representó en Buenos Aires y, el año 89, Carlos Vitale lo editó allí con el título El almendro amargo, con partes añadidas a la versión escénica. Cabe decir que la parte de Guinda fue la más celebrada. Alguien dijo: "Muy buenos los tres, pero en la tierra del psicoanálisis lo de Irigoyen, con el padre, y lo de Panero, con la madre, parecen cosas sabidas. Ahora, lo de Guinda es una novedad peligrosa, pues como alguno lo imite por acá, lo meterán preso".
De las leyendas que generó el estreno y sus alrededores, se habla en sendos capítulos de los libros: El contorno del abismo -Vida y leyenda de Leopoldo María Panero, de J. Benito Fernandez (Tusquets, 1999) y Prosas encontradas de Leopoldo María Panero, ed. Fernando Antón (Visor, 2014).
Túa Blesa, Guinda, Leopoldo. Foto: Mooses |
A los pocos días del estreno se celebró el famoso juicio contra Ángel por un mural en La Infanta, que regentaba Alejandro Molina, también encausado. Mucha gente, entre ellos Leopoldo, les acompañó en el trance. El caso, que fue noticia nacional, acabó sobreseído.
El siguiente curso Ángel fue a vivir a Madrid. Fue un cambio salvador, para él y para sus acólitos. En el colegio de Alcorcón desarrolló un programa experimental en la enseñanza de Literatura: la historia inversa, de hoy hacia el pasado. A reforzar el invento acudió El Silbo y algunos autores y artistas de los madriles.
En Madrid, el poeta -que no olvida la experiencia de Miguel Labordeta- va a ser más autor que juglar. Es decir, sus intervenciones públicas serán más ortodoxas: silla, mesa, acaso atril. Distinto será cuando la organización del acto corra a cargo de Olifante. En esos casos, Trini y Ángel optaban por dividir el acto en dos partes, la oficial y la artística, con intervenciones diversas, no solo de recitadores y músicos, también de bailarinas y artistas plásticos. Entonces, las provocadoras palabras de Guinda quedaban enmarcadas en su papel de autor.
A veces algún juglar zaragozano se desplazaba a la Capital para acompañar al poeta en sus lecturas en la Biblioteca Nacional, o en el Ateneo, y acabar recitando en el Alambique aquellos versos de juventud que ya no representaban su obra, aunque el poeta no objetara -más bien, al contrario- las interpretaciones ajenas.
Ateneo de Madrid, 1998. Tras Luisfelipe, Ángel. |
Ángel compartió su vida madrileña con frecuentes salidas, muchas a Zaragoza, para conferencias, recitales y presentación de libros. En esas visitas, los juglares aprovechaban para invitarle a participar en festivales, a veces solemnes, a veces marginales. Valderrobres, Remolinos, Parque Delicias... No olvidaba su vena juglaresca, y entre sus lecturas desarrollaba "acciones poéticas" a lo Yoko Ono.
Sal a Remolinos, 1998. Foto Raquel Arellano |
Bar El Cisne, Calatorao, 2010 |
Otra poesía hecha canto fue "Adamar", que aparece en el disco Con la voz a cuestas (Prames, 2001), donde José Antonio Labordeta la canta con María José Hernández, autora también de la música.
Preciosa evocación y recuento de experiencias y afinidades. El mejor homenaje que se le puede hacer a un poeta se lo hiciste a Ángel a lo largo de vuestros muchos años de amistad. En tu voz, Luis Felipe Alegre, y a través de El Silbo Vulnerado los versos de Ángel Guinda (y el propio poeta inmerso en esas aventuras) tomaron aire y nos acariciaron a quienes fuimos testigos y cómplices de ello.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Gracias, Ramón. Sé que te ha dolido su pérdida. Abrazos.
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