20 de enero de 2021

... Y son tiempos borrascosos...

In illo tempore cantábamos una cancioncilla que hoy nos vuelve a la memoria:

Y el cielo se encuentra nublado,
no se ve relucir una estrella,
los motivos del trueno y del rayo 
vaticinan segura tormenta.
 
Y son, y son, y son 
tiempos borrascosos 
que tienen, que traen, 
las lágrimas a los ojos.

Un virus nos ha trastornado por fuera y por dentro. Dudamos entre repensar el pasado o imaginar el futuro. Gana el pasado.

"Cultura" y "ocio",  se me antojan palabras con alopecia. Cambian según la peluca que le pone cada quisque.

En el naufragio, pedimos helicópteros, botes, un flotador.

El coche se ha averiado en medio del desierto. Somos el coche.

 Euterpe, la diosa de agradable genio, está confinada en las ondas, en la red.

Ignoramos cómo sobreviven los que no ganan nada estos meses. Ignorantes, pues, no diremos palabra a este respecto.

Algunos no están en la lista cultural de reinsertables. Quizá pueda sostenerse algún proyecto que se apoye en otro mayor.

Con la anterior crisis los montajes se reajustaron. Los monólogos no eran extraños, y las escenografías se achicaban o se reciclaban. Experiencia hay, pues.

Acaba la canción:

Y el cielo ya se ha despejado
ya se ve relucir una estrella,
y reluce con brillo potente
todo el mundo confía en ella.

Y son, y son, y son
tiempos de bonanza
que tienen, que traen, que están
llenos de esperanza

14 de enero de 2021

Goyo Maestro celebra su 27 cumpleaños

Goyo Maestro había cumplido 27 años y quiso celebrarlo con familia y amigos. Como no iban a faltar guitarras y versos, Jesús Lou plantó su cámara y un micrófono para recoger esos momentos que veremos en los vídeos siguientes.

Corría marzo del año 1987. Goyo era epicentro de inquietudes musicales, conocido -al margen de los espectáculos de El Silbo- por sus lecturas del folklore aragonés con el grupo Yebra, o de la bossa nova con  Sambalanço. Antes había velado las armas de la guitarra clásica con Pedro López y con Alfonso Isasi. También manejaba secretos de la guitarra flamenca aprendidos en las calles y en las clases de Víctor Monge "Serranito", uno de los grandes. 


Además de Carmen Orte, actuaron en la fiesta los hermanos Pepe y Jorge Baselga, ya pródigos concertistas, que ese día estrenaban sus guitarras granadinas de Marín. Helos:


Durante muchos años, Goyo, Carmen, y Luisfelipe (yo) invitábamos a Ángel Guinda a compartir el escenario. Esta foto nos la hizo Ángel Carrera en Bujaraloz y en ella se ve al poeta con su gesto adusto y goliardesco.


1987 fue para Guinda año de prosas más que de versos. Barroco, en cualquier caso. Moderno, pero barroco. 


Goyo había tocado en los variados tablados de la ciudad como solista o acompañante. En La Ideal estuvo varias temporadas retocando con Carmen romances y cantos tradicionales. 


Goyo, más que viajar mucho, vivía en muchos sitios. Uno de ellos fue Aínsa, el pueblo de Joaquín Pardinilla.  


Cuando Pedro Gómez Cornejo, nombre verdadero de Alonso Cordel, vino a vivir a Zaragoza, uno de los primeros zaragozanos con quien se amigó fue con Goyo. Así se incorporó a la peña.


Goyo era gran repentista. Se le podía poner cualquier partitura al atril. Pepe y Goyo pasaban muchas horas leyendo ejercicios y piezas de otros siglos.


La casa de esta fiesta, entre la plaza de San Felipe y la calle Alfonso, la compartía Klaus Dillemberger con Goyo.  Tardaron una semana en eliminar los hedores de alcohol y tabaco, principalmente. Todo en orden, pues.


Las prosas de Guinda tenían extensión apta para columna de prensa, deporte que practicaba en las pistas del Heraldo de Aragón. Ese año meditaba sobre España y los españoles. Esto que lee aquí fue uno de los disparadores que nos precipitó al Más margen, malditos! Pero eso es otra historia.



Hoy día, Goyo sale poco de Las Fuentes. Se cuida.