16 de septiembre de 2020

Joaquín Carbonell (1947-2020) Encuentros y recuerdos

Coincidíamos en actos más o menos legales. Como en la primera apertura paralela en la Universidad de Zaragoza, el 26 de octubre de 1976. Aquel día todos teníamos prisa: Eduardo y Javier (Bullonera) iban a cantar a un pueblo y fueron los primeros; Francisco (Silbo) tenía que dar clases, y fuimos los segundos. Tras nuestro recitado de "A vosotros, universitarios, vascos de Barcelona...", cantó Carbonell. Y no digo "salió al escenario" porque las escaleras de la facultad de Ciencias estaban abarrotadas y en el rellano no había forma de moverse. O sea, que si el cantante se movía, su guitarra chocaba con alguien. Carbonell empezó "con razón o sin razón..." y los estudiantes aprovecharon el ritmo del estribillo para bailar una conga. Milagrosamente el público fue bajando a la hierba, y el rellano, entonces sí, pasó a ser escenario.  En una estrofa citaba al barrio de Las Fuentes y el aplauso resonó como un trueno por el campus.

El redactor de El País que se atrevió a contar la primera apertura paralela, si bien entendió el componente alcohólico de la fiesta, debió irse pronto, porque sí que estuvo la policía en los alrededores, y, además, no éramos precisamente "grupos de canción folklórica".

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Una noche otoñal de 1979 hablábamos en un bar de Tenor Fleta que se llamaba El Jardín, donde discutíamos cosas de la Asamblea de Cultura. Allí cantó Carmen Orte, nos encandiló, y la noche acabó con Joaquín acompañando a Carmen y cantando romances entrambos. En esos años, periódicamente, se unía a la peña del Oasis y participaba en alguna gala practicando la vena cabaretera que tanto le gustaba.

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Otra fecha inolvidable fue el 27 de octubre de 1982. Nos convocó en el KWM, y hasta altas horas montó una especie de fiesta con la participación de Krahe y Sabina. Bueno, esto no era raro, ya había montado otra actuación sorpresa con ellos en el BV80, lo raro es que estábamos en el día de reflexión, porque el 28 se iba a votar. En aquellos años nadie sabía muy bien dónde estaban los límites.

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En el arrumbamiento de la canción de autor, Carbonell ya estaba con un pie en el campo de la comunicación, primero en los programas regionales de TVE.  Musicaire fue un invento suyo para mostrar todo tipo de música hecha en Aragón. Éramos vecinos en el barrio, y en la avenida de Valencia preparamos el guión de un Musicaire que tenía alguna complejidad, porque los músicos suelen estar quietos y los juglares de boca no, así que había que pensar en la técnica de "dramáticos".  Cuando vimos que la botella de cerveza, a los pies de Goyo, a veces estaba llena y a veces vacía, supimos lo que significaba "racord".  

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El 6 de diciembre de 1987 publicaba El Día de Aragón una de las críticas más jocosas que nos han escrito. Joaquín vino al teatro con el pintor Ignacio Mayayo y el teatrero Dionisio Sánchez.  Carbonell habla de la obra por boca de Dionisio. O bien: para el crítico "la obra" era ver a Dionisio viendo la obra.

Antón Castro seleccionó este párrafo en su libro del Sueño de Juglares. 

...Como esa noche (jueves) estrena El Silbo Vulnerado en el Teatro del Mercado, decidimos rematar la jornada asistiendo a la representación. "Yo me saldré a la mitad. Así que cojo la moto", nos indica Dionisio Sánchez. Hay ambiente y expectación en la puerta. Y llenazo. Y debo confesar que hacía tiempo que no veía reír y tan de seguido a Dionisio. El espectáculo es tan divertido que decidimos quedarnos toda la obra. "Buenísima, buenísima", confiesa Dionisio. Durante la representación se nos obliga a levantarnos y cantar el Himno de Aragón: La Dolores. "¡Genial, genial!" exclama Dionisio. Y así todo el rato.

Desde 1990, seguiría  con sección propia muchos años en El Periódico de Aragón, donde  nos entrevistaba cada tanto, y admitía de buen grado información sobre artistas y gente rara de paso por la ciudad. Con Roberto Miranda escribió libros jocosos de ¿humor y política ficción? Decir que "Aragón es un reino sin ánimo de lucro" es una sentencia estupenda. Se prodigaba más en la prosa que en el verso. En las letras de sus canciones podía expresar honduras y jugar con las formas. Porque, entre los libros de humor, un par de poemarios, o tributos a sus admirados Buñuel y el Pastor de Andorra, él siguió haciendo canciones y actuando ocasionalmente. Le gustaba trabajar en  equipo: los libros con Miranda, los documentales con Iranzo, las letras Con Navarrete, con Paz, o, últimamente, con Leiva...

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 A La Campana de los Perdidos venía a las funciones colectivas (homenajes, los fines de temporada, las noches brassenianas...). Un día me contó detalles de su entrevista con Nicanor Parra en su casa chilena de Las Cruces.  Puede leerse en el blog de su amigo Javier Barreiro. La impostura de Joaquín contra la de Nicanor, los malentendidos no discutidos, el deseo de acuerdo con el otro... una rareza! 

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Compartíamos el amor a Buenos Aires. Sus actuaciones eran en Clásica y Moderna, que además de librería, café y restaurante, tiene un pequeño escenario para artistas especiales. Allí lo conoció Alejandro Dolina y lo llevó a su programa La venganza será terrible, donde lo invitó a cantar (cosa que nunca hace Dolina). 

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Lo tuvimos en las Noches de Juglares, vino con Arrazola, y compartió cartel con Juan Leiva, el poeta. Fue una noche desapacible y húmeda, había llovido toda la tarde y tuvimos que refugiarnos en el vestíbulo de Las Esquinas del Psiquiátrico, el centro cívico. 

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Por nuestra relación cercana estos años con David Giménez y su editorial, nos veíamos con frecuencia por la Ribera: en El Imperdible de Remolinos, en Vinos Chueca de Casetas, en el Riga de Alagón, o en el Drinks & Pool, lugares habituales de Los Tres Norteamericanos, su último invento musical en el que, sin mayores pretensiones, junto a David y el GranBob, ponía las plazas patas arriba con las canciones de nuestra niñez. En los inicios del grupo, regocijaron al público de las Noches de Juglares, en el parque Delicias.

Durante el confinamiento, en abril, creó una serie diaria de audios. Consistían en una breve presentación y el canto de una canción. De forma sencilla, usando la grabadora del teléfono. Se pueden oír en su página oficial.

El domingo pasado, los altavoces municipales de Alloza, de Remolinos, de... llenaron el aire triste de sus calles con su voz.

En El Periódico de Aragón, hablaron los que saben: 

Garza Aguerri

Javier Losilla

Eloy Fernández Clemente.

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