*
PASO DEL QUIJOTE, O ENTREMÉS DE LAS FUENTES
*
Por la compañía
juglaresca
EL SILBO
VULNERADO
Con
Carmen Orte /
Ana Fernández
Raquel
Arellano
Eugenio Arnao
Luis Felipe
Alegre
Música original: Arelys Espinosa
Escenografía: Germán Díez
Utilería y vestuario: Karlos Herrero y Carla Giampaolo
*
Asesor literario: Ángel Lahoz
Asesor de producción:
Alfredo Sáez
Asesora teatral: Ana Fernández
Ayudante de
realización: Antonio García
Técnico de grabación:
Faustino Cortés
Diapositivas: Raquel Arellano
*
Guión y dirección: Luis Felipe Alegre
*
Con agradecimiento a
la familia del artesano Plácido Lasarte,
que realizó el escudo labrado en chapa que se muestra en escena.
Con la colaboración
de Helena Millán, Ignacio Fortún, Paula Ortiz, Rosa Mª Delgado y la
compañía Dies Irae.
*
Una producción de El Silbo Vulnerado
S.L.
para la
Campaña de
aproximación a los textos clásicos sobre las fuentes de El Quijote
Programa didáctico de Ibercaja para escolares
*
*
Índice de textos
Habla Necedad
(Elogio de la Locura
, Erasmo de Rótterdam)
“Los filósofos
naturales, buscan...”
(Examen de ingenios, Huarte de San Juan)
La prueba del vaso
(Orlando Furioso, Ludovico Ariosto)
Canción de la mosca y la mora
(Tradición oral)
“El dulce lamentar…”
(Égloga I, Garcilaso de la
Vega )
Refranes
(Tradición oral)
“Cuando la asonada de
Oriente...”
(Belianís de Grecia, Jerónimo Fernández)
“El caballero de
Cupido...”
(El caballero de la Cruz )
“Yo soy la
doncella...”
(Amadís de Gaula, Garci Rodríguez de Montalvo)
“Vos, gentilhombre,
que recibís...”
(Tirant lo Blanc, Juanot de Martorell))
“Non debe ser
caballero...”
(Segunda Partida, Alfonso el Sabio)
Romance de la
Constancia
(Romancero)
El caballo y las
armas
(Basado en un texto
de Luis A. de Cuenca)
“Aquel que ves allí
enfrente...”
(Arcadia, Lope de Vega)
“Nos dice la historia
que Perceval...”
(El cuento del Grial, Chrétian de Troyes)
“Caballero, si a
Francia...”
(Romance de Gaiferos)
“Vengue tan gran
maldad...”
(Palmerín de Inglaterra)
Descripción del
Endriago
(Amadís de Gaula, Garci Rodríguez de Montalvo)
“La fama, la más
veloz de las plagas...”
(Eneida, Virgilio)
“Todos los bienes del
mundo...”
(Canción, Juan de la
Encina )
“Non se os haga tan
amarga...”
(A la muerte del maestre..., Jorge
Manrique)
“Verdad es que he
escrito...”
(Arte Nuevo de hacer comedias, Lope de Vega)
Entremés de los romances y
Romance del amante apaleado (fragmento)
(Ensaladas de
romances)
*
Recordatorio escolar
EL SIGLO DE ORO
Con esta
expresión se conoce un periodo de la literatura española que comprende todo el
siglo XVI y parte del XVII, hasta 1681, en que muere Calderón de la Barca. Bien
mirado serían casi dos siglos, aunque la locución usual -ya desde el s. XVII,
en el que la inventaron para referirse al siglo anterior- sea en singular.
Garcilaso de
la Vega, Lope de Rueda, Santa Teresa de Jesús, Fray Luis de León, San Juan de
la Cruz, fueron algunos de los grandes autores que precedieron al nacimiento de
Cervantes en 1547. Después, en el mismo siglo nacerían Vicente Espinel, los
hermanos Argensola, Góngora, Lope de Vega, Quevedo, Calderón y Gracián, por
citar sólo los más conocidos.
En el periodo
referido se desarrollan, bajo los reinados de Carlos I, Felipe II, Felipe III,
Felipe IV y parte del de Carlos II, el Renacimiento, el Manierismo y el Barroco.
El Siglo de
Oro español comienza con la gloria de un imperio que progresivamente entra en
decadencia mientras las artes alcanzan
un esplendor nunca igualado.
LOS LIBROS DE CABALLERÍAS COMO PROBLEMA NACIONAL
Durante todo
el siglo XVI se suceden las quejas y
censuras contra los libros de caballerías. Pero Carlos I disfrutaba con su
lectura y con cuanto tuviera que ver con la vida caballeresca; su abdicación y
retiro al Monasterio de Yuste se ha especulado que fueran actos inspirados por las Sergas de Espladián. No
obstante, en 1531 se prohibió la exportación de estos libros a América, pero fue en vano y siguieron llegando de contrabando.
Había que
desterrarlos, según escribió Diego Gracián en 1552, “porque las patrañas
disformes y desconcertadas que en estos libros de mentiras se leen, derogan el
crédito a las verdaderas hazañas que se leen en las historias de verdad”.
Desde 1555 y
hasta el fin de su reinado, Felipe II pudo controlar las ediciones en Castilla,
no así en el resto de España, donde la autoridad real estaba limitada por los
fueros y privilegios propios de cada reino. Con Felipe III, que comienza a
reinar en 1598 se diluyeron las restricciones.
*
Cervantes
pretende con el Quijote desterrar la
lectura de los libros de caballerías. Pero no, propiamente, los libros de
caballerías en sí. Pues una cosa era leerlos como entretenimiento o evasión de
lo cotidiano y otra cosa era creer sus mentiras. Y es que, para asegurar el
engaño, sus autores los hacían pasar por crónicas halladas en lejanos lugares y
traducidas para divulgar la grandeza de los héroes que se inventaban.
En su
intención, Cervantes ya había sido precedido por muchos autores, pero su
originalidad reside en escribir un libro recreando los propios textos que
quiere desacreditar. De esta manera, puestos en otras bocas que dan por cierto
lo que es ficción, consigue su propósito de escarnecer a los seguidores de aquellas
historias fabulosas y su estilo afectado.
Los lugares
comunes de la materia caballeresca que convergen en romances, libros de
caballerías y comedias le sirven a Cervantes para cumplir sus objetivos de
burla y sátira.
*
Hoy día nos
resulta difícil entender que aquellas historias fabulosas fueran creídas por
alguien. Pero pensemos que quizá dentro de cuatro siglos nuestros descendientes
también se asombren al saber que en el año 2005 millones de personas creían
todo lo que veían en la televisión. Cuando Cervantes arremete contra los libros
de caballerías lo hace contra:
-El
libro-fórmula.
-La mentira
que se vende como verdad.
-El desprecio
al legado intelectual y artístico del pasado.
-La
glorificación de héroes extranjeros inexistentes.
-Modelos de relación
amorosa que llevaban al desamparo de mujeres y niños.
-El menoscabo
del pensamiento.
-Los malos
poemas que “cantados encantan y escritos suspenden”.
-El estilo
hinchado y redundante.
Como vemos, si quisiéramos seguir con el
paralelismo entre la literatura caballeresca y los contenidos de ciertos
programas televisivos, no nos faltaría materia.
1605
En este año
aparece en Madrid El ingenioso hidalgo
don Quijote de la Mancha, compuesto por Miguel de Cervantes Saavedra. Un
libro escrito para desmontar las falsedades caballerescas que, en libros y
romances, eran leídas y escuchadas por el vulgo.
El éxito, es
sabido, fue inmediato. En 1614 se publica una segunda parte del Quijote,
firmada con el seudónimo de Fernández de Avellaneda, con intención de zaherir a
Cervantes y disminuir a los protagonistas del relato. En 1615 Cervantes
“responde” magistralmente a su imitador dando al mundo la segunda y última
parte del libro.
*
El
motivo argumental es aparentemente sencillo: un hidalgo manchego que pierde la razón
por la lectura de libros de caballerías y
se hace caballero andante para combatir el mal. El hidalgo, que se hará
llamar don Quijote, es un paranoico que, fuera de su monomanía, razona y se
comporta como una persona normal. La perfecta descripción de esta demencia la
podría haber estudiado Cervantes en el Examen
de ingenios (1575) del doctor Huarte de San Juan. Esta sería, pues, una de
las fuentes primigenias del Quijote, en cuanto a la construcción del personaje
protagonista.
La
fuente argumental la encontramos en el Entremés
de los romances, de autor
desconocido, escrito a finales del s. XVI.
Aquí la locura del protagonista se debe a la lectura de romances, y sus
peripecias también aparecen en los primeros capítulos del Quijote y con los mismos desenlaces: apaleamiento, desdoblamiento
de personalidad y vuelta a casa.
Pero
desde estas referencias de partida, Cervantes construye una obra coral y
transmisora de contenidos literarios, siempre con el telón de fondo de las
aventuras caballerescas, con pinceladas del romancero y la sal del refranero.
Con variadas intenciones se engarzan citas, ambientes y situaciones tomadas de
muy diversas procedencias: autores griegos, latinos, exempla medievales, poesía renacentista, novela morisca, pastoril…
Y también hechos históricos y autobiográficos.
Este
será nuestro tema para el espectáculo que aquí presentamos: recrear en el
escenario algunos pasajes que sirvieron a Cervantes para desarrollar la
historia de don Quijote.
FUENTES Y GÉNEROS
Denominamos “fuente” al texto que se toma como base para
la construcción de otro. Conociendo las fuentes y la vida del autor, podemos
disfrutar y apreciar las verdaderas intenciones de una obra, muchas veces
disfrazadas por la retórica.
El
Quijote recoge todas las corrientes de la literatura anterior y
Cervantes las conjuga con entera libertad, mezclando los distintos géneros
cuyas fronteras se cruzan en los Siglos de Oro con bastante facilidad. A este
respecto, hay que recordar que las diferencias entre géneros literarios que hoy
establecemos para nuestra comodidad, no eran tales en el Siglo de Oro. Así, hasta el s. XVI no aparece el término
“cuento”, que vendrá a sustituir a “fábula”, “enxiemplo”, o “apólogo”.
Igualmente “novela” y “romance” tardarían siglos en definirse tal como los
conocemos ahora.
Pero, aunque pequemos de esquemáticos,
repasemos algunos géneros y libros fundamentales en la gestación del Quijote.
LIBROS DE CABALLERÍAS
Son relatos extensos de estilo
ampuloso, protagonizados por un caballero andante, ávido de peligrosas
empresas, que deambula por ilusorios territorios, luchando con seres fabulosos
para derrotar el mal. El caballero, sometido a un estricto código, debe ofrecer
continuas muestras de valor en homenaje a su dama, a la que ama según las
reglas del amor cortés. El libro suele presentarse como reconstrucción o
traducción de un original anterior.
Muchos de sus asuntos
parten de la Historia regum
Britanniae, escrita en el s. XII por Geoffroy de Monmouth. A partir de esta
obra, cuyas fantasías fueron creídas en toda Europa, personajes ficticios como
el rey Arturo, la reina Ginebra, Merlín, Lanzarote del Lago, Perceval y los
otros caballeros de la Mesa Redonda, pasarán a ser protagonistas de largos
relatos en verso, roman courtois, género en el que tiene una importancia
fundamental Chrétian de Troyes (Perceval,
El caballero del león, Lanzarote).
Los libros de caballerías se alimentan
también de las tradiciones orales europeas, de fábulas heredadas de la
Antigüedad como la fundación y destrucción de Troya y de las leyendas sobre
Carlomagno y los Doce Pares de Francia.
“Oficio de caballero es
mantener viudas, huérfanos, hombres desvalidos, pues así como es costumbre y
razón que los mayores ayuden y defiendan a los menores, así
es costumbre de la Orden de Caballerías que, por ser grande y honrado y
poderoso, acuda en socorro y en ayuda de aquellos que le son inferiores en
honra y fuerza.” (Quijote, II,19)
es costumbre de la Orden de Caballerías que, por ser grande y honrado y
poderoso, acuda en socorro y en ayuda de aquellos que le son inferiores en
honra y fuerza.” (Quijote, II,19)
El primero que se publica en
castellano,es el Libro del Caballero
Zifar, escrito hacia 1300 con raíces en los cuentos orientales y en la prosa didáctica castellana.
En España, Amadís de Gaula circulaba en versiones desde el s. XIV, pero la que
se considera obra maestra del género en España es la versión reelaborada
por Rodríguez de Montalvo hacia 1500,
que alcanzó más de veinte versiones durante el siglo XVI.
El relato se inserta en la tradición
artúrica, con modelos en las historias de Tristán y Lanzarote y en él se narran las extraordinarias aventuras de
Amadís, el Doncel del Mar, hijo de Perión, rey de Gaula. Amadís, tras luchar
con caballeros soberbios y gigantes monstruosos, se casa con su amada Oriana,
hija del rey Lisuarte de la Gran Bretaña; convirtiéndose así en “el mejor
caballero del mundo”.
Las aventuras de Esplandián, el hijo de
Amadís, a quien Urganda la Desconocida vaticinó un heroico destino, se relatan
en Las sergas de Esplandián, también
de Rodríguez de Montalvo. La serie de los “Amadises” alcanza un total de doce
libros a lo largo del s. XVI. Cada una de estas continuaciones relata la
carrera de un descendiente del linaje. El éxito de estos libros hizo que fueran
imitados por otros autores como
Feliciano de Silva, que escribe Amadís
de Grecia, donde el caballero es ya el bisnieto del de Gaula.
Tirante
el Blanco fue
escrito a mediados del s. XV por el valenciano Johanot Martorell, y traducido
al castellano en 1511. Toma como base El Llibre de l'orde de Caballería, del
sabio mallorquín Ramon Llull, que nos
cuenta cómo un caballero, que había mantenido
mucho tiempo la orden de la caballería en guerras y torneos, elige la vida
ermitaña refugiándose en un bosque donde encuentra a un doncel al que instruirá
en las reglas de la caballería.
Orlando enamorado, de Matteo María Boyardo,
y su epígono, Orlando furioso, de
Ludovico Ariosto, que presentan la peculiaridad de estar escritos en verso,
describen los fabulosos amores de Roldán, mezclando los planos de la realidad y
la ficción. Estos autores italianos son los representantes de cómo el
Renacimiento, a través de las versiones burlescas de las grandes epopeyas, abre
el camino para la parodia como mecanismo de creación artística.
Otros caballeros famosos fueron:
Palmerín, Florismarte, Olivante, Belianís… cuyas aventuras ayudaron a secar el
cerebro de don Quijote. Se salvan del fuego tres libros de caballerías de entre
los veinticinco títulos que se mencionan en el Quijote: Amadís de Gaula,
Palmerín de Inglaterra y Tirante el
Blanco.
LA COMEDIA HUMANÍSTICA
Nacida en Italia en el s. XIV, tiene
como escenario la ciudad, donde los personajes desarrollan su personalidad a lo
largo de la trama.
La
Celestina, escrita por Fernando de Rojas, apareció en su forma
definitiva en 1502. Según su autor, tiene intención moralizante, pues pretende
mostrar las consecuencias destructoras de las pasiones a través de personajes y
conflictos llenos de realismo, dejando que el lector saque sus conclusiones.
Fruto de la erudición libresca, todos los personajes utilizan citas de autores
anteriores, sentencias y referencias históricas, bíblicas y mitológicas.
LA NOVELA PASTORIL
Este género narrativo, que se
corresponde con la égloga en poesía, tiene sus raíces en poetas de la
antigüedad clásica como Virgilio. En el Renacimiento el modelo fue la Arcadia del italiano Sannazaro. Refleja
la tendencia renancentista a poetizar la vida y refleja el idealismo así como
el culto a la belleza y a los valores superiores, procedentes del platonismo,
Al contrario de los libros de
caballerías, leídos por todos, la novela pastoril no debió de salir de los
círculos más cultos. Los protagonistas, son pastores que dialogan en una lengua
de elevada altura intelectual, siempre sobre asuntos amorosos donde triunfa la
virtud.
Cervantes conocía bien los Siete libros de la Diana, de Jorge de
Montemayor, y la Diana enamorada de
Gil Polo, que iniciaron el género en España a mediados del XVI y él mismo
empezó escribiendo una novela pastoril que fue su primer libro publicado, con
el título de Primera parte de La Galatea
(1585).
LA NOVELA PICARESCA
Trata de asuntos contemporáneos y
refleja el habla y las costumbre de su tiempo. Utiliza una técnica realista,
heredera de La Celestina de Rojas.
Frente al idealismo, es la otra tendencia renacentista: la que lleva a la
observación de los comportamientos humanos y a la crítica de las formas de vida
religiosa o social.
El Lazarillo
de Tormes aparece en 1554 . El
protagonista es un hombre pobre, un antihéroe que cuenta su adversa vida,
retrospectivamente. La simplicidad expresiva de su estilo fue muy imitada. En 1599 aparece Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán, siguiendo algunas pautas del
Lazarillo.
EL ROMANCERO
Buena parte del romancero, especialmente de los romances que
se siguen escribiendo en el XVI, se entronca con temas y personajes de la
tradición épica artúrica, carolingia, morisca y castellana (El Poema del Cid, Los infantes de Lara,
Bernardo del Carpio, El Cantar de Zamora, Fernán González). Incluso materia
griega y romana se entrecruzan con sucesos peninsulares, con fábulas
folklóricas y con invenciones caballerescas.
Los grandes personajes de los poemas épicos
griegos, latinos, italianos o españoles se mezclan en los romances impresos con
los hechos fabulosos de la caballería. Y
a su vez conviven con temas y personajes históricos procedentes de materiales
narrativos que se reelaboran constantemente sin pararse a distinguir
las fuentes en que se inspiran. Estas narraciones están presentes en la cabeza de don Quijote que, en sendos desdoblamientos de personalidad, creerá ser Valdovinos y Reinaldos de Montalbán.
las fuentes en que se inspiran. Estas narraciones están presentes en la cabeza de don Quijote que, en sendos desdoblamientos de personalidad, creerá ser Valdovinos y Reinaldos de Montalbán.
Los romances tuvieron vida propia más
allá de los libros, unos cantados y transmitidos luego oralmente y otros
amplificados en el teatro. Hay que referirse también a una moda que aparece en
los tiempos de Cervantes: las ensaladas o ensaladillas de romances, donde se
ensartaban versos de diversa procedencia, dejando al lector u oyente la lúdica
tarea de reconocer sus fuentes.
NOVELA MORISCA
Otra variante de la ficción
es la novela y el relato moriscos, como una síntesis caballeresca y sentimental
que evoca la vida de frontera que separaba Castilla del reino musulmán de
Granada hasta su capitulación en 1492 y de las luchas esporádicas que la
agitaban .
Como ejemplo de la visión
idealizada de este mundo tenemos, El
Abencerraje (1561) que nos
cuenta la historia de este musulmán, prisionero del cristiano Rodrigo de
Narváez, que recupera la libertad, por cumplir su palabra de volver a la
prisión, una vez celebradas sus bodas con la hermosa Jarifa.
Las Guerras civiles de Granada de Ginés Pérez de Hita que representó el
éxito del género en Europa, relata el levantamiento de los moriscos granadinos
entre 1569 y 1571.
También
están ambientados en el mundo musulmán los romances moriscos así como las
novelas de cautivos que narran el cautiverio de cristianos en el norte de
África.
Cervantes
recoge en El Quijote el tema del
cautiverio en diversas ocasiones, así como da testimonio de la expulsión de los
moriscos por un decreto real (1609) que obligó a más de 100.000 a abandonar el
país en el plazo de tres días.
*
Entremés de los romances
Para una fuente principal, como es el Entremés de los romances, elegimos un formato mixto: proyección de la historia con diapositivas (blanco y negro); y lectura teatral simultánea.
1.Cervantes tomó el argumento del Entremés de los romances y lo adaptó en
los cinco primeros capítulos del Quijote.
Veamos algunos fragmentos:
1, a. El labrador Pero Tanto da noticia a
la familia de Bartolo de la chifladura de éste:
PERO TANTO:
Tanto por tanto,ya os digo
que vuestro
yerno y amigo
quiere
partirse a la guerra,
y dejar su
esposa y tierra,
que lo
consultó conmigo.
De leer el
Romancero
ha dado en
ser caballero,
por imitar
los romances;
y entiendo
que, a pocos lances,
será loco
verdadero.
1, b. Bartolo se dispone a emprender la
aventura con su criado Bandurrio:
BARTOLO:
Ensíllenme el potro rucio
de mi padre
Antón Llorente;
denme el
tapador de corcho
y el gabán de
paño verde,
el lanzón, en
cuyo hierro
se han
orinado los meses,
el casco de
calabaza
y el vizcaíno
machete.
Y para mi
caperuza,
las plumas
del tordo denme,
que, por ser
Martín el tordo,
servirán de
martinetes.
Pondrasle el
orillo azul
que me dio
para ponerme
Teresa la del
Villar,
mi mujer, que
está presente.
Pártete
luego, Bandurrio,
y haz que
todo se aderece.
1, c. La familia le implora que no se
vaya, pero Bartolo se despide de su esposa:
BARTOLO:
Teresa de mis entrañas,
no te gazmíes
ni jaqueques,
que no
faltarán zarazas
para los
perros que muerden.
Aunque es largo
mi negocio,
la vuelta
será muy breve:
el día de San
Ciruelo
o la semana
sin viernes.
Acuérdate de
mis ojos,
que están,
cuando estás ausente,
encima de la
nariz
y debajo de
la frente.
1, d. Bandurrio se pierde en el campo.
Bartolo encuentra una pareja de pastores enzarzados en una disputa amorosa, los
confunde con dos moros y, creyéndose el Tarfe de los romances moriscos, pelea
con el pastor Simocho:
SIMOCHO:
Hermano, si estáis borracho,
id a dormir a
otra parte;
que aquí no
hay moro ni mora,
porque somos
dos zagales
que nos
queremos casar.
…………………………………
BARTOLO
:Retrátate, Almoradí,
que es razón
que te retrates
de tus
mujeriles hechos,
y en cosas de
hombres no trates.
Dices que
Daraja es tuya:
¡suéltela,
moro cobarde!
SIMOCHO No
quiero.
BARTOLO Pues
por los cielos
que aquesta
lanza te pase.
SIMOCHO ¡Ay,
que me ha dado en las nalgas!
1, e. El pastor Simocho le coge la lanza
a Bartolo y le da una paliza. Bartolo en su delirio atribuye al caballo su
caída, luego se cree Valdovinos y comienza a recitar el romance del Marqués de
Mantua:
¡Ah, cruel
fortuna proterva!
Apenas puedo
moverme.
¡Contenta
estarás de verme
tendido sobre
esta hierba!
De una
desgracia tan brava
no tengo la
culpa yo;
túvola el
asno, que no
corrió cuando
le arreaba.
¡Santa María
me valga!
No puedo
alzarme aunque quiero.
¡Mal hubiese
el caballero
que sin
espuelas cabalga!
Mas ¿yo no
soy Valdovinos,
y Carloto no
es aquel
que, como
traidor cruel,
me dejó entre
estos espinos?
…………………………….
¿Dónde estás,
señora mía,
que no te
duele mi mal?
De mis
pequeñas heridas
compasión
solías tomar,
y agora, de
las mortales,
no tienes
ningún pesar.
No te doy
culpa, señora,
que descanso
en el hablar;
mi dolor es
tan crecido
que me hace
desvariar.
…………………………
¡Oh, mi primo
Montesinos!
¡Oh, infante
don Merián!
¡Oh, buen
marqués Oliveros!
¡Oh,
Durandarte el galán!
¡Oh, triste
de la mi madre!
Dios te
quiera consolar,
que ya es
quebrado el espejo
en que te
solías mirar.
1, f.
La familia encuentra a Bartolo. Cuando es trasladado a su aldea, se
imagina que es el alcalde de Baza que dialoga con el Abencerraje:
PERO TANTO
Lleve el diablo el romancero
que es el que
te ha puesto tal.
Decid, ¿no
tenéis vergüenza,
Bartolo, de
porfiar
en que sois
vos Valdovinos?
BARTOLO ¿Yo,
Valdovinos? No hay tal.
Vos, señor,
sois Bencerraje,
y yo alcaide
natural de Baza.
PERO TANTO
¡Locura nueva!
1, g.
Dejan a Bartolo en su cama y , tras otros episodios que suceden en el
hogar, la familia celebra una fiesta con música y canciones. Bartolo reaparece gritando el romance de
Ardiéndose estaba Troya. La familia cree que se incendia la casa y huye
despavorida:
BARTOLO
Ardiéndose estaba Troya,
torres,
cimientos y almenas;
que el fuego
de amor a veces
abrasa
también las piedras.
TODOS ¡Fuego,
fuego! ¡Fuego, fuego!
BARTOLO
¡Fuego!, dan voces. ¡Fuego! suena,
y sólo Paris
dice: “abrase a Elena.”
FIN
Nota: Seguimos el texto de la edición de Daniel Eisenberg y Geoffrey Stagg
Bulletin of
the Cervantes Society of America, 2002
*
Más ejemplos de fuentes, en esta entrada del blog
Todas las fotografías fueron tomadas por Raquel Arellano.
Dibujos y collage: Germán Díez
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