A veces una canción nos regala un poema.
En la red es difícil ver un poema con su arquitectura original. Como antes pasaba con los textos encartados en los discos.
Con harta frecuencia leemos las palabras que se oyen, pero no se reproduce el formato del texto original. Parece que cuando el poema se hace canción se convierte en "letra" -segunda división de la cosa poética.
En los medios digitales se difumina la fisonomía del poema. Sus convenciones tipográficas, el sangrado, el claudátor, las líneas en blanco.... que avisan del cómo puede ser interpretado, no siempre se reproducen con fidelidad. Y eso es importante, porque aun cuando el poeta se cague en todas las convenciones, su cagada tiene forma.
Nosotros revisamos con frecuencia esas cosas, como el conductor revisa las ruedas y el aceite de su auto para un viaje largo.
El poema musicalizado puede desaparecer convertido en letra de una música por la varita mágica del compás, mal que le pese a los autores. El rock español da ejemplos de ignominia literaria cuando vemos lo que se canta.
Si leemos el texto, podemos comprobar si, por ejemplo, un estribillo difiere de lo que escribió el autor sin necesidad de cambiar una palabra, solo con la entonación.
Cuando hablamos en este blog de los grandes cantores de poesía, no solo valoramos tal o cual canción, tal o cual disco, sino también su relación reverencial ante la poesía. Y eso incluye la presentación de los textos en los encartes, o ahora en la red. Porque no es fácil ver el poema tal como se escribió. Ese poema que -pensado, escrito, copiado- es del poeta, como luego del intérprete y, finalmente, nuestro.
Algunos de esos grandes (Paco Ibáñez, el Tata Cedrón...) no han osado jamás
colarnos un poema propio. Pero en las redes, ¡ay!, se confunden autores con
intérpretes, en detrimento de compositores y letristas. Mercedes Sosa, tuvo que insistir: "jamás he grabado una
canción mía, ni letra, ni música".
*
Hay discos que dan el pulso de un tiempo. Uno de ellos es ¿Será posible el Sur?, grabado por Mercedes Sosa en 1984, albores de la recuperada democracia argentina.
El disco toma su título de una de las canciones: "¿Será posible el Sur?" La letra es un poema de Jorge Boccanera, que compartía exilio en México con Carlos Porcel de Peralta (Nahuel), quien le puso música.
En una fiesta de cantores y guitarreros, Mercedes escucha la canción en boca de su compositor, Nahuel. De inmediato le pide permiso para cantarla. Y toma de referencia la grabación que Lilia Vera acababa de presentar en Venezuela (De América, vol. 1), y de la que los arreglistas argentinos Oscar Alem y José Bragato tomarían nota.
El poema escrito en los respectivos encartes muestra diferencias: el disco (magnífico, por otra parte) de Lilia emplea mayúsculas y carece de signos de interrogación. El escandido parece sacado de oído.
Pero el editor de Sosa no se limita a trascribir la letra y publica lo que
creemos (conociendo un poco la obra de Boccanera) sea el poema original:
¿SERÁ POSIBLE EL SUR?
¿será posible el sur?
¿será posible
tanta bala perdida al corazón del pueblo/
tanta madre metida en la palabra loca y toda la
memoria en una cárcel?
¿será posible el sur?
¿será posible
tanto invierno caído sobre el último rostro
de mi hermano / tanto salario escaso riendo con
descaro
en el plato vacío y el verdugo esperando?
mi territorio que una vez gira en la oscuridad de esa
pregunta.
¿será
posible el sur?
si se viese al espejo
¿se reconocería?
*
Jorge ama la conjetura. Nahuel difumina los interrogantes (¡tan difíciles de cantar!) y hace de "mi territorio" un epifonema interior.
*
Ese disco contiene otras canciones emblemáticas. Hay una que sorprende: "Todavía cantamos" de Víctor Heredia, por su acompañamiento musical con solo de tambores. La simbiosis voz-tambor del "Todavía cantamos" ponía un tono épico a la esperanza.
De una combinación virtuosa de heptasílabos y decasílabos de Peteco Carabajal resultó la canción "Como pájaros en el aire".
Y hay más memorables. En realidad, todas, por una cosa o por otra...
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